Ciencia Sólida: Nuevos avances para los que se ocupan de las alergias al cacahuate

Por FACTS Network | 31 de agosto del 2017
Última actualización 05 de sep del 2017

Recientemente se ha publicado una investigación que proporciona cierta esperanza en la búsqueda de un tratamiento práctico para las personas que viven con alergias al cacahuate.

Muchos encabezados que cubren esta investigación en las noticias, sugieren la posibilidad de una “cura” para las personas que viven con alergias a los alimentos de hoy. Pensamos que sería importante escuchar directamente de expertos clave para proporcionar conocimientos y un poco más de perspectiva.

En primer lugar, ¿cuántas personas se ven afectadas por las alergias alimentarias?

La Food and Drug Administration (FDA) regula ocho alérgenos alimenticios principales que afectan a 15 millones de personas en los Estados Unidos que viven con alergias a los alimentos. Los ocho principales alérgenos son la leche, los huevos, el trigo, la soya, el pescado, los mariscos, los frutos secos y los cacahuates. Es importante saber que los cacahuates representan el 90 por ciento de las reacciones en los Estados Unidos. Asimismo, la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI) enumera los cacahuates como “el alérgeno más prevalente. . . y el más frecuente en los niños alérgicos”.

Las alergias al cacahuate afectan hasta un uno por ciento de la población de los Estados Unidos con síntomas que varían de leve a severo. La más grave puede dar lugar a la anafilaxia – una reacción alérgica que amenaza la vida cuando el sistema inmunológico reacciona excesivamente a la liberación de productos químicos en respuesta a los alimentos ofensivos. Si no se trata, una reacción anafiláctica puede ser fatal.

¿Este estudio encontró una cura para las alergias alimentarias?

No exactamente. Pero los hallazgos son prometedores.

El estudio, el seguimiento de un ensayo controlado aleatorio de placebo doble ciego de 62 niños con alergia al cacahuate, trató de evaluar los efectos de una combinación de probióticos y la inmunoterapia de cacahuate después de cuatro años.

La profesora Mimi Tang, líder del grupo en el Murdoch Children’s Research Institute en Australia y directora de estudio, afirma: “El estudio original evaluó [esto] por desafío alimentario, una condición controlada donde se introducen alimentos específicos para confirmar una reacción, después de 2-6 semanas eliminación secundaria. Encontramos que el 82 por ciento de los niños tratados con PPOIT (inmunoterapia oral probiótica y de cacahuate) lograron una falta de respuesta sostenida en comparación con el 3.6 por ciento de los niños tratados con placebo “.

En otras palabras, el 82 por ciento de los pacientes que recibieron tratamiento, no experimentaron una reacción al cacahuate después de detener el tratamiento.

“A estos niños se les recomendó que siguieran comiendo cacahuate como parte de su dieta normal”, dijo Tang. “Cuatro años después, el 85 por ciento (48 de 56) participantes del estudio original fueron reevaluados respecto a su consumo de cacahuate y alrededor de la mitad también se evaluó la falta de respuesta sostenida por desafío alimenticio después de 8 semanas de eliminación secundaria. De los niños que se mantuvieron insensibles en el estudio original, el 80 por ciento seguía comiendo cacahuate y se encontró que el 70 por ciento (de los que tenían un reto) mantenían su falta de respuesta.

Aunque es prometedor, el Dr. Wayne Shreffler en el Hospital MassGeneral de Boston y colegas de investigación de todo el mundo creen que “la inmunoterapia oral es y será útil para muchas personas, pero también nos preocupa que debido a las historias que se comparten en las redes sociales y, -exuberantes medios de comunicación-, esta terapia goza de un brillo que no se merece.

¿Existen limitaciones en este estudio?

Las limitaciones son siempre importantes para discutir y entender.

En este estudio, la Dra. Tang fue muy clara en la comunicación de las limitaciones. Identificó y discutió la baja tasa de participación como una limitación principal en el reto alimenticio para evaluar la falta de respuesta sostenida.

“Los resultados son de un único estudio realizado en un solo centro”, dijo Tang. “Los resultados deben ser confirmados en un estudio de seguimiento para asegurarse de que los efectos se pueden reproducir y que sean consistentes en diferentes entornos”.

La Dra. Tang continúa recomendando que “deberían ser incluidos más ensayos que involucren un mayor número de participantes, diferentes grupos de edad y diferentes alérgenos alimentarios y la OIT [inmunoterapia oral] como grupo de control”.

Sé escéptico de los titulares

El Dr. Andrew Craig, consultor de salud en el American Peanut Council, ha señalado que los titulares recientes eran “más exagerados que hechos; el resultado de la cobertura de medios saturados que repetidamente forjó un mensaje al mundo de que la alergia al cacahuate había sido “curada”.

A medida que evoluciona la investigación futura, Tang recomienda que los individuos continúen con la administración actual y de acuerdo a lo recomendado por un proveedor de salud calificado.

“También es muy importante que se entienda el impacto de cualquier tratamiento potencial sobre la calidad de vida – cualquier tratamiento nuevo debe ofrecer una mejor calidad de vida”, explica.

¿Cuál es la conclusión?

Es poco probable que cualquier aplicación práctica o asequible de los resultados de este ensayo clínico estuviese disponible en un futuro cercano. También es importante entender que estos estudios son valiosos para identificar los tratamientos que pudieran ser utilizados para minimizar cualquier reacción a una ingestión accidental o contacto cruzado.

Hasta que se disponga de un tratamiento nuevo, la educación y un plan eficaz de control de la alergia a los alimentos deben ser una prioridad. Es importante estarse al pendiente sobre la lectura de etiquetas, educar e informar amablemente a los que te rodean con alergias alimentarias y tener cerca medicación de emergencia e información de contacto, en el desafortunado incidente de una emergencia.

Tony Flood, Megan Meyer, PhD, y Laura Kubitz contribuyeron a este post.