América: ¿Cuánto vale la salud? Perspectivas de la Encuesta de Alimentación y Salud 2015 de la Fundación IFIC
Por Liz Sanders MPH, RD | Agosto 13 2015
Última Actualización Agosto 13 2015
¿Cuánto vale la salud? Puede parecer una pregunta simple, pero todos valoran su salud de diferentes maneras. ¿Qué vale más, un poco de tiempo extra para ti, una buena salud o un poco de dinero extra? Si alguien ofreciera pagarte para aumentar 20 libras (10kg), ¿cuánto tendrían que darte para que aceptaras?
La Encuesta de Alimentación y Salud del 2015 de la Fundación IFIC, examina la cuestión de cómo los estadounidenses valoran su salud, analizando las compensaciones que hacen respecto a la salud y la nutrición día a día. Estos resultados proporcionan una gran cantidad de conocimientos nuevos sobre la salud y la nutrición de los estadounidenses, incluyendo la percepción de su propia salud, la brecha económica que afecta las decisiones de compra de alimentos, el rango de prioridades en el que se sitúan la salud y la nutrición, y la guía que los estadounidenses quieren para la toma de decisiones relacionadas con la dieta y la salud.
Autopercepción vs realidad
Durante los 10 años de historia de la encuesta, los estadounidenses constantemente han calificado su salud como alta. Este año no es la excepción, ya que el 57% califica a su propia salud como “muy buena” o “excelente”. Sólo el 8% de los estadounidenses califica su salud como “adecuada” y 1% como “pobre”.
Pero, ¿la percepción de los estadounidenses coincide con la realidad? Los resultados muestran que el 55% de quienes la calificaron como “muy buena” o “excelente”, tienen sobrepeso o están obesos.
Aunque el estado de salud percibido no parece correlacionarse con la condición de peso, los resultados muestran que las personas que ven su salud como “muy buena” o “excelente”, informan haber sido tratados por algunos problemas de salud crónicos, como presión arterial alta, colesterol alto y diabetes, entre otras.
Una brecha económica
Los resultados de la encuesta de este año revelan muchas divisiones entre los consumidores de mayores y menores ingresos, especialmente cuando se trata de los comportamientos de compra. Los consumidores de ingresos más altos (por encima de $75.000 dólares por año) parecen estar más conscientes sobre cómo se producen o de dónde provienen los alimentos, y son significativamente más propensos que otros consumidores, a comprar alimentos que son etiquetados como de origen local u orgánicos, por no tener hormonas o esteroides agregados. Los resultados de la encuesta también muestran que estos consumidores reportan evitar muchos componentes e ingredientes alimentarios específicos, con mayor frecuencia.
Además, se ve una brecha económica cuando se trata de la percepción de los alimentos procesados. La mitad de los estadounidenses (51%) reconoce que los alimentos costarían más si, hipotéticamente, los alimentos procesados fueran retirados del suministro de alimentos, y un 45% dice que los alimentos serían menos convenientes. Por otro lado, el 43% señala que el impacto de la eliminación de los alimentos procesados mejoraría la salud o la nutrición; los consumidores de mayores ingresos fueron más propensos a responder de esa manera. Sin embargo, los estadounidenses de bajos ingresos (igual o inferior a $35,000 dólares por año), están más preocupados por los impactos de costos si los alimentos procesados fueran retirados del suministro de alimentos.
Prioridades en conflicto
Los estadounidenses llevan vidas muy ocupadas y tienen muchas prioridades a considerar. Con tantos elementos qué malabarear, a veces la dieta y la actividad física no se encuentran en la parte superior de la lista de tareas de los estadounidenses. Al igual que en años anteriores, la “falta de tiempo” fue citada como una barrera percibida para perder o mantener el peso (sólo superada por la ‘falta de fuerza de voluntad’).
Cuando se les preguntó que qué harían si de repente tuvieran cuatro horas adicionales a la semana, la respuesta más popular (36%) fue hacer ejercicio. Esto sugiere que muchos estadounidenses sienten que actualmente no tienen suficiente tiempo en sus horarios para la actividad física.
Curiosamente, sólo el 11% de los estadounidenses dijeron que dedicarían esas cuatro horas extras a la semana para “cocinar u hornear”. Pero, ¿cuánto tiempo pasan actualmente cocinando? La encuesta encontró que más de la mitad (58%), pasan de 30 a 44 minutos preparando o cocinando la cena en un día promedio, y uno de cada cinco estadounidenses pasa menos de 15 minutos cocinando o preparando la cena en un día promedio. Quienes pasan un mayor tiempo cocinando o preparando la cena (más de 45 minutos en un día normal), son más propensos a decir que usarían sus cuatro horas extras por semana para cocinar u hornear.
Es fundamental tener en cuenta esta información, ya que los mensajes de salud pública suelen alentar a los estadounidenses a pasar más tiempo cocinando como un esfuerzo para comer más saludablemente. La mayoría de quienes elegirían pasar más tiempo cocinando, ya lo hace, por lo que el impacto potencial del mensaje puede ser limitado.
El tiempo no es la única limitación que afecta cómo los consumidores priorizan su salud. Cuando se les preguntó qué harían con un extra de $100 dólares al mes, la mayoría (61%) indicó que lo ahorrarían, invertirían o utilizarían para pagar una deuda. Sólo el 13% dijo que utilizaría el dinero extra para gastar comprar comestibles y un 9% indicó que lo usaría para un gimnasio o actividades deportivas.
Así que, cuando se trata de una cuestión de qué hacer con los ingresos extra, muchos estadounidenses priorizarían en su salud financiera sobre su salud física.
¿Preferirías perder $1,000 dólares que aumentar 20 libras (10kg)? Los hallazgos sugieren que la respuesta puede tener algo que ver con el género. El 56% preferiría perder el dinero. Sin embargo, sólo el 50% de los hombres dijeron que preferían perder el dinero, mientras que el 61% de las mujeres optó por perder el dinero a aumentar de peso.
Convirtiendo los datos de la encuesta en una guía clara y ejecutable
Los consumidores tiene claro qué tipo de guía nutrimental están buscando. Más de tres cuartos de los encuestados (78%), dicen que preferirían escuchar información sobre qué tipo de comida comer en lugar de cuál no comer. Ese es el mismo resultado que en el 2013, pero el porcentaje de quienes están fuertemente de acuerdo respecto a esta declaración, se incrementó siete puntos porcentuales, de 26 a 33%.
En medio de un constante parloteo y un panorama cambiante respecto de los alimentos por parte de los medios de comunicación, los estadounidenses están luchando para encontrar una guía clara y consistente para su salud y bienestar. El 60% de los estadounidenses tienen confianza en la seguridad del suministro de alimentos de los E.U.; esa cifra ha caído de 70% en el 2013, posiblemente a causa del “ruido” que ocasionan las noticias y los comentarios en línea acerca de la alimentación. También, por primera vez, “los productos químicos en los alimentos” (36%) han superado a las “enfermedades transmitidas por las bacterias de los alimentos” (34%), como la principal preocupación de seguridad alimentaria de los consumidores.
Aunque los consumidores han dudado un poco sobre algunos temas, vemos que las principales causas que llevan a la gente a tomar decisiones a la hora de comprar los alimentos, siguen siendo las mismas. Sabor (83%), precio (68%) y lo saludable (60%), siguen siendo los factores principales en las decisiones de compra, como ha sido el caso cada año durante más de 10 años en la historia de la encuesta.
A pesar de los indicios de confusión entre los consumidores, los resultados de la Encuesta de Alimentación y Salud 2015 de la Fundación IFIC, muestran la importancia de acentuar lo positivo. Los comunicadores de la nutrición deben centrarse en el hecho de que la inmensa mayoría quiere escuchar lo que deberían de comer en lugar de lo que no deberían comer. Los estadounidenses necesitan orientación positiva y que se pueda llevar a cabo, para ayudar a que los comportamientos saludables sean una prioridad en su lista de pendientes.
Haz clic aquí para acceder a más información sobre la Encuesta de Alimentación y Salud 2015, incluyendo la grabación de una transmisión profesional de salud con las conclusiones, el informe del Resumen Ejecutivo y un comunicado de prensa.