Por Food Insight
Post – 5 de febrero, 2019
Hace treinta y cinco años, la prevalencia de alergias alimentarias era aproximadamente del uno por ciento. Hoy en día, más de 15 millones de estadounidenses viven con alergias alimentarias. Con estas tasas en aumento, es probable que tú o alguien que conoces sufra de este importante problema de salud. Dependiendo de cuándo se desarrollen las alergias a los alimentos (como un bebé o más tarde en la vida como un adulto), las personas y familias con niños pueden encontrar desafíos únicos al elegir qué alimentos comer. Pero primero, ¿qué son las alergias alimentarias?
Definición de Alergias Alimentarias
La leche, los huevos, el cacahuate, las nueces de árbol, la soya, el trigo, el pescado y los mariscos se conocen como El Gran Ocho o The Big Eight. Estos alimentos representan el 90 por ciento de las reacciones alérgicas en los EE. UU. Los alérgenos difieren en todo el mundo y pueden variar según el país dependiendo de los patrones dietéticos de la población. Un ejemplo es el sésamo o ajonjolí, que ha sido declarado un alérgeno importante en Europa y también en Canadá.
Una alergia alimentaria es una condición médica grave en la cual el sistema inmunológico del cuerpo reacciona a algo en un alimento, generalmente una proteína. Cuando las personas con alergias a los alimentos se encuentran con una proteína nociva en los alimentos, el sistema inmunológico de su cuerpo responde mediante la liberación de inmunoglobulina. Estos anticuerpos causan reacciones inmunitarias que resultan en una variedad de síntomas de leves a severos. Las reacciones pueden tomar la forma de irritaciones de la piel, como erupciones, urticaria y eczema. Los síntomas gastrointestinales, como náuseas, diarrea y vómitos o una reacción más grave conocida como anafilaxia, también pueden ser una reacción. Las reacciones alérgicas a los alimentos pueden no ocurrir inmediatamente. También pueden variar en severidad. Factores como la cantidad y cuándo se consumieron los alérgenos juegan un papel en cada reacción.
Tal vez tú o alguien que conozcas esté viviendo con una alergia a los alimentos. Ya sean jóvenes, de mediana edad o mayores, el hecho es que todas las personas que viven con alergias alimentarias se enfrentan a desafíos únicos y, a menudo, diferentes en cada etapa de la vida. Esto es lo que debes saber:
Infantes/lactantes
La leche es el alérgeno alimentario más común entre los bebés. Algunos bebés nacen con alergia a la leche y otros la desarrollan a medida que crecen. Los bebés deben consumir leche materna o fórmula infantil fortificada con hierro hasta los seis meses. Por lo tanto, las alergias a la leche pueden presentar un serio desafío para los padres nuevos. Las alergias a la leche generalmente se resuelven con el tiempo. Antes de eso, muchos bebés experimentan menos síntomas cuando las madres que amamantan limitan la cantidad de productos lácteos en sus propias dietas.
Para limitar las alergias a los alimentos en el futuro, los cacahuates y los huevos pueden introducirse bastante temprano como un alimento complementario. Exponer a los bebés a estos alimentos a una edad posterior puede aumentar las probabilidades de alergias a los alimentos.
Niños
Según la organización de Investigación y Educación sobre Alergias Alimentarias (FARE), aproximadamente 5.9 millones de niños tienen alergias alimentarias. La mayoría de los niños superan las alergias a la leche, el huevo, la soya y el trigo. Sin embargo, algunas alergias persisten. Las reacciones al maní, a los frutos secos y al pescado son algunas de las que continúan durante la edad adulta. Los niños afroamericanos son más propensos a tener alergias al trigo, soya, maíz, pescado y mariscos. Los niños hispanos experimentan más reacciones al maíz, pescado y mariscos.
Adultos
A medida que la población envejece, algunas personas tienen alergias de inicio tardío. Es posible que las personas con alergias de inicio tardío no hayan sido diagnosticadas adecuadamente como a los niños, mientras que otras personas podrían haber sido más conscientes de las alergias a los alimentos o sus síntomas les han alertado para que busquen atención médica y diagnóstico. El hecho es que el sistema inmunológico puede verse comprometido con la edad, lo que puede ser un factor para las alergias en el futuro y otras afecciones relacionadas con la salud.
Muchos adultos se auto diagnostican alergias alimentarias basadas en reacciones negativas a ciertos alimentos. Es importante registrar esta información, pero los diagnósticos oficiales de alergia deben provenir de un alergista certificado por la junta. Estos profesionales utilizan el historial médico, los exámenes físicos, las bitácoras de alimentos y los exámenes médicos (pinchazos en la piel, RAST, un desafío alimentario) para realizar diagnósticos.
Después de un diagnóstico, los adultos pueden optar por controlar las alergias alimentarias evitando sus alimentos que causan alergias. Leer las etiquetas de ingredientes alimentarios es importante y útil. Pero todavía puede ser difícil evitar los alérgenos cuando se come fuera de casa. Hacerles saber a los amigos, familiares y meseros sobre las alergias puede ayudar a los pacientes a evitar los alérgenos y reducir el riesgo de una reacción alérgica.
¿Sospechas de una Alergia Alimentaria?
Vivir con alergias alimentarias crea desafíos para las personas en cada etapa de la vida. Por suerte, las etiquetas de los alimentos y los alimentos alternativos pueden limitar parte del estrés que producen los alérgenos. Si crees que tú o un ser querido tiene alergia a algún alimento, comunícate con un médico. Es muy importante un diagnóstico médico por un alergólogo para comenzar un plan de manejo. Los pacientes recién diagnosticados pueden trabajar con un dietista registrado para obtener ayuda nutrimental. Los cambios en la dieta pueden ser útiles para controlar con éxito una alergia a los alimentos con un sacrificio limitado a la nutrición o el placer de comer.
¿Qué Debería Hacer?
Si crees que es alérgico a los alimentos o conoces a alguien que presenta síntomas (jóvenes o viejos), busca diagnóstico médico más temprano que tarde. Cuanto antes te diagnostiques, más fácil te será manejar cualquier desafío que se te presente.
Este blog fue escrito por Casey Terrell, MPH.