Una discusión de corazón a corazón sobre las grasas saturadas

De vez en cuando, un importante estudio de investigación de nutrición se publica y de inmediato se convierte en el Mick Jagger del mundo científico y los medios de comunicación. El año pasado fue uno publicado en la revista Annals of Internal Medicine y desafió a décadas de conocimiento sobre el consumo de grasas en la dieta.

A pesar de una larga historia de sugerencias de consumo bajo de grasas (especialmente las saturadas) durante los últimos años, algunos estudios han cuestionado esta recomendación. Los hallazgos de estos estudios sugieren que la grasa saturada, después de todo, podría no ser el archienemigo de la salud cardiaca.

Sin embargo, hasta la publicación de este meta-análisis, el tema no había llegado a la atención del público de manera contundente. En este, se observaron las asociaciones entre los ácidos grasos y la enfermedad cardíaca coronaria (CHD); revisando numerosos estudios anteriores, cada uno con miles de participantes, el meta-análisis califica como una mirada más precisa para determinar si se debe desafiar años de investigación, y puntualizar de otra manera la importancia de la reducción del consumo de grasas saturadas.

El estudio tuvo hallazgos importantes, como:

  • No se observaron asociaciones específicas entre las grasas y la cardiopatía
    • En los estudios prospectivos, no se asoció el consumo de ácidos grasos poliinsaturados omega-6 (PUFAs) con cardiopatía coronaria
    • No se observaron asociaciones (en estudios de consumo ni en los de composición de ácidos grasos) entre el consumo total y el individual de ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) y el riesgo de enfermedades del corazón, en consonancia con los datos disponibles
    • No se encontraron asociaciones entre los ácidos grasos totales saturados y el riesgo coronario, en los estudios circulantes basados en el consumo dietético o biomarcadores
  • Asociaciones observadas
    • Los omega-3 PUFAs se asociaron con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular
    • Como es ampliamente aceptado, el consumo total de ácidos grasos trans se asoció positivamente con el riesgo de enfermedad coronaria

Al igual que toda la investigación, este estudio tiene sus fortalezas y debilidades. Los autores realizaron una revisión sistemática y un meta-análisis (considerado como el más alto nivel de evidencia científica), de estudios observacionales prospectivos y ensayos controlados aleatorios (ECA), con datos recogidos de más de 600,000 participantes en 18 países. Sin embargo, a pesar de que la gran cantidad de sujetos es impresionante, el gran cuerpo de evidencia señala las diferentes conclusiones en relación con las grasas saturadas y la salud del corazón, las cuales los autores no reconocen adecuadamente. Además, los datos del auto-reporte de consumo recogidos en los estudios observacionales, no son tan precisos como el ambiente controlado que ofrece un ECA.

Las “Estrellas de Rock” de los ácidos grasos

Muchos individuos en la comunidad de investigación, han señalado que estos resultados pueden ser engañosos debido a la omisión de los estudios y los análisis que examinan los PUFA. El aspecto central de este asunto, sin embargo, es la cuestión de lo que debe reemplazar a la grasa saturada en la dieta. Por ejemplo, la evidencia sugiere que si la grasa saturada se sustituye en la dieta con almidón refinado o azúcares, entonces el riesgo relativo de enfermedad cardiaca no se modifica. Pero, si la grasa saturada constituye más de la recomendación del 10% de las calorías, entonces la sustitución de grasas saturadas con AGPI (por ejemplo, aceites de mariscos, soya y canola, nueces y linaza) tendrá un efecto positivo sobre el riesgo de enfermedades del corazón. Al sustituir la grasa saturada con MUFA (por ejemplo, de oliva y aceites de canola, carnes magras, aguacates, almendras y maní) también puede tener un efecto positivo en la salud del corazón, pero se necesitan más ECA con el fin de confirmar los posibles beneficios.

(No puedo obtener ninguna)… ¿Satisfacción?

En última instancia, el estudio concluye que la evidencia actual “no proporciona evidencia clara de apoyo para las pautas cardiovasculares actuales que fomentan el alto consumo de ácidos grasos poliinsaturados y el bajo consumo de grasas saturadas.” Sin embargo, los autores declaran, que los resultados de estos estudios deberán ser interpretados con cautela, no solo debido a las diferencias en el diseño y a la población entre los estudios, sino también por el relativamente pequeño número de estudios que reportan los beneficios de los AGPI-alfa linolénico y omega-6 para la salud del corazón, que, en su caso, podrían afectar la conclusión.

Al igual que con toda la ciencia, que es evolutiva más que revolucionaria, se necesita más investigación para contribuir la comprensión de las grasas en la dieta y el riesgo de enfermedad coronaria. Del mismo modo, la futura orientación de nutrición llevará a los resultados de este meta-análisis a considerarse como otra pieza del rompecabezas.

Puedes obtener la grasa que quieres (y necesitas)

Para una revisión de las recomendaciones de consumo de grasa en la dieta, las Guías Alimentarias para los Estadounidenses 2010 (capítulo 3) son un excelente recurso. Ten en cuenta que la evidencia científica y la orientación resultante, se revisa periódicamente y se actualizará con base en los últimos avances científicos disponibles en las Guías Alimentarias 2015.

Para obtener ayuda sobre la comprensión de los conceptos básicos de las grasas, los ácidos grasos y los alimentos que los contienen, asegúrate echarle un vistazo a los últimos medios de la Fundación IFIC sobre el tema, “Grasas alimenticias: Equilibrio de Salud y Sabor“.

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