Ciencia Sólida: Es momento de Ovacionar al Maíz

Por Tamika Sims, PhD | 28 de febrero del 2018
Última actualización 28 de febrero del 2018

En publicaciones anteriores, hemos resaltado la importancia, la seguridad y otros atributos positivos de los cultivos genéticamente modificados (GM, Organismo genéticamente modificado u OMG). El uso de la biotecnología en la producción de alimentos tiene la capacidad de disminuir de manera segura el desperdicio de alimentos, brindar a las poblaciones múltiples opciones de alimentos fiables y nutritivos y ayudar a los agricultores a cultivar de manera aún más eficiente. De hecho, esta tecnología se ha utilizado durante más de 20 años y se ha demostrado científicamente que es una forma segura y efectiva de apoyar la agricultura. Además, de acuerdo con PG Economics LTD, los beneficios globales para los cultivos genéticamente modificados han alcanzado los $ 150 mil millones desde que los cultivos se plantaron por primera vez en 1996.

Ahora, sucede que un cultivo GM específico, el maíz, tiene algunas características bastante notables que respaldan nuestro sistema alimentario y nuestra economía. El maíz GM está diseñado para ser resistente a herbicidas, resistente a insectos o una combinación de ambos. También les hemos hablado de esto anteriormente, pero un nuevo estudio ha revelado que el maíz GM no solo ocupa un lugar destacado en la “tabla de productividad en el cultivo”, sino que 21 años de datos revisados por pares también respaldan los rasgos agronómicos de la salud humana y ambiental del maíz GM.

Una investigación sobre el maíz no tan cursi

En “Impacto del maíz genéticamente modificado en rasgos agronómicos, ambientales y toxicológicos: un metaanálisis de 21 años de datos de campo”, el equipo de investigación de Pellegrino realizó un metaanálisis mediante el análisis de aproximadamente 6000 publicaciones bibliográficas revisadas por pares publicadas a nivel mundial (desde 1996 hasta 2016), sobre el rendimiento, la calidad del grano, el impacto en los organismos no objetivo (NTO, por sus siglas en inglés), el impacto en los organismos objetivo (TO, por sus siglas en inglés) y la descomposición de la biomasa del suelo del maíz transgénico. Idealmente, los agricultores de todo el mundo aspiran a cultivar maíz que crezca con rendimientos de alta calidad y con un impacto mínimo en el medio ambiente. Los impactos ambientales pueden incluir efectos adversos en el suelo, “organismos amigables” (insectos y microbios que no dañan los cultivos y que pueden ser beneficiosos), recursos hídricos y emisiones de gases de efecto invernadero.

Los resultados del estudio de Pellegrino, et al, indicaron que hay pruebas sólidas de que el maíz transgénico se desempeñó mejor que su línea casi isogénica (modificado no genéticamente, pero similar en identidad genética) de múltiples maneras:

  • Mejora de la calidad del grano
  • Rendimiento de grano de 5.6 a 24.5 por ciento más alto
  • Concentraciones más bajas de producción de químicos tóxicos (es decir, pueden tener un impacto ambiental negativo y en la salud de las personas y los animales), incluyendo micotoxinas (-28.8 por ciento), fumonisina (-30.6 por ciento) y thricotecens (-36.5 por ciento).
  • Mayor resistencia a las plagas sin afectar a la mayoría de los insectos no objetivo (lo que resulta en un menor uso de pesticidas y se traduce en una menor demanda de producción de pesticidas y también menos insumos de energía en el extremo de los agricultores)

Deberías de estar asombrado

Cultivar un cultivo ampliamente utilizado como el maíz con estos beneficios adicionales es significativo a escala global. Con el crecimiento de la población y la falta de tierra disponible, los agricultores deben ser estratégicamente eficientes en el cultivo de productos básicos de alta demanda, como el maíz, mientras se mantiene nuestro suministro de alimentos. Tales cultivos transgénicos son un instrumento útil en los cinturones de herramientas de los agricultores, ya que están enfocados a mantener o mejorar la productividad agrícola.

El maíz se usa para alimentar a personas y animales, pero también se usa para producir combustible (etanol) y muchos productos cotidianos: pasta de dientes, detergente para platos, papel, cosméticos, tintes para ropa y adhesivos, por nombrar solo algunos.

Reflexiones finales

Mientras los científicos y los agricultores trabajan juntos para producir mejor un suministro de alimentos seguro y confiable, es bueno ver otra revisión exhaustiva de la literatura científica sobre la seguridad y eficacia de los cultivos transgénicos y ciertamente, una que es tan omnipresente como el maíz.