Toma Rápida: ¿Cómo Afecta A Nuestra Salud Lo Que No Comemos?

Por Allison Webster, PhD, RD

Post – 5 de abril, 2019

Puntos a Destacar

  • Los riesgos relacionados con la alimentación se asociaron con 11 millones de muertes en 2017, aproximadamente una de cada cinco muertes en todo el mundo y la pérdida de 255 millones de años de vida debido a la mala salud.
  • Más de la mitad de estos 11 millones de muertes se asociaron con tres factores de riesgo principales: comer demasiada sal, no comer suficientes cereales integrales y no comer suficiente fruta. Estos riesgos fueron seguidos por dietas bajas en nueces y semillas, verduras y ácidos grasos omega-3.
  • El número de muertes atribuidas al alto consumo de carne roja y procesada, grasas trans y bebidas endulzadas con azúcar fue inferior a los componentes dietéticos mencionados anteriormente en la mayoría de los países con poblaciones más altas.

En el ciclo de noticias de nutrición continua, es común conocer estudios que relacionan el consumo excesivo de azúcar, sal y ciertos tipos de grasa con estilos de vida poco saludables y el riesgo de muchas afecciones de salud adversas. Pero ¿y si no es tan simple? Un nuevo estudio publicado en The Lancet y financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates está cambiando la narrativa sobre lo que comemos y nuestro riesgo de enfermedades relacionadas con la dieta. ¿Lo que no estamos comiendo es más importante que lo que sí comemos?

¿Cómo Fue Hecho El Estudio?

El estudio en cuestión forma parte del informe Global Burden of Disease (GBD), que publica anualmente un grupo de miles de colaboradores en todo el mundo. El objetivo de la GBD es ayudar a los países y sus responsables políticos a comprender los desafíos de salud de su población y hacer un seguimiento de los cambios a lo largo del tiempo en un esfuerzo por mejorar sus sistemas de atención médica y eliminar las disparidades. El GBD rastrea la muerte y la discapacidad de más de 350 enfermedades y lesiones en 195 países.

En este estudio, los autores seleccionaron 15 componentes dietéticos, que incluyen cosas como la ingestión de frutas, verduras, carnes rojas y procesadas, fibra, ácidos grasos omega-3 y sodio. Luego recopilaron datos sobre la ingestión dietética, las ventas de alimentos y bebidas y la disponibilidad de alimentos y nutrimentos en cada uno de los 195 países incluidos en la GBD. Recolectaron información sobre muertes y discapacidades específicas de la enfermedad del informe GBD 2017 y utilizaron análisis estadísticos y modelos para estimar las relaciones que los 15 componentes de la dieta tenían con las muertes y la discapacidad.

¿Cuáles Fueron Los Resultados?

Ciertos componentes de la dieta se asociaron con 11 millones de muertes en 2017, aproximadamente una de cada cinco muertes en todo el mundo. Diez millones de estas muertes fueron causadas por enfermedades cardiovasculares, seguidas por los cánceres relacionados con la dieta en más de 900,000 y la diabetes tipo 2 en 339,000. Los riesgos relacionados con la alimentación se asociaron con 255 millones de años de vida perdidos debido a la mala salud.

Más de la mitad de todas las muertes relacionadas con la dieta en 2017 estuvieron relacionadas con tres factores de riesgo principales: comer demasiada sal, no comer suficientes cereales integrales y no comer suficiente fruta. Las dietas bajas en nueces y semillas, verduras y ácidos grasos omega-3 también contribuyeron sustancialmente a las muertes relacionadas con la dieta. La baja ingestión de granos enteros fue el principal factor de riesgo en la dieta para la mortalidad entre las mujeres, mientras que la alta ingestión de sodio fue el factor de mayor riesgo para los hombres.

Un hallazgo algo inesperado de este estudio fue que el número de muertes atribuidas al alto consumo de carne roja y procesada, grasas trans y bebidas endulzadas con azúcar fue menor que los componentes dietéticos anteriores para la mayoría de los países con poblaciones más altas. Estos riesgos se mantuvieron constantes independientemente del nivel socioeconómico de la mayoría de los países. La información específica de la región y el país se puede encontrar en la publicación completa.

Las Fortalezas Del Estudio y Sus Limitaciones

Sin lugar a dudas, uno de los puntos fuertes de este estudio es la gran cantidad de datos recopilados y la naturaleza global de la información. El tamaño de la muestra es muy grande y abarca países de todo el mundo e incluye una amplia variedad de indicadores socioeconómicos. Todos estos activos mejoran la relevancia de los resultados para todas las personas, vivan o no en los Estados Unidos, Bangladesh o América Latina.

Al mismo tiempo, también hay desventajas en la amplitud de este estudio. Los datos dietéticos se recopilaron de muchas fuentes diferentes con diferentes grados de tasas de respuesta y precisión, pero desafortunadamente no estaba disponible el mismo tipo de información de los 195 países. Este hecho aumenta la incertidumbre estadística de las estimaciones realizadas en el estudio. También hay lagunas en nuestro conocimiento de la ingestión de alimentos y nutrimentos en diferentes regiones del mundo, ya que no todos los países han establecido sistemas de seguimiento para los indicadores de dieta y salud, como lo ha hecho Estados Unidos con NHANES. Por ejemplo, no estaba disponible la información del consumo de sodio en muchos países.

Por supuesto, nuestra limitación favorita y más común también se aplica a este estudio: la información en este informe proviene de estudios observacionales e informes económicos, no de pruebas de mayor calidad encontradas en ensayos controlados aleatorios. Esto significa que, aunque puede haber una conexión entre la ingestión dietética autoinformada y el riesgo de enfermedad, no podemos probar que la dieta general o algún nutrimento específico causó la muerte o la discapacidad. Y como la GBD combinó muchos conjuntos de datos diferentes, existe un riesgo adicional de errores de medición, confusión y sesgo, todo lo cual puede llevar a que los resultados informados difieran de las estimaciones reales.

Reflexiones Finales

Aunque en los últimos años el consumo excesivo de alimentos y bebidas con alto contenido de azúcar, grasas trans y carnes rojas y procesadas ha sido el foco de muchos estudios y campañas de concientización de salud pública, esta nueva investigación ofrece un ángulo muy diferente: que la falta de alimentos saludables en Nuestras dietas, pueden ser incluso más importantes que el consumo excesivo de alimentos poco saludables. Sin embargo, la excepción a esto es el alto consumo habitual de sodio, que se ha relacionado constantemente con un mayor riesgo de presión arterial alta, que a su vez es un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular. Como demostró este estudio, la gran mayoría de las muertes relacionadas con la dieta se debieron a enfermedades cardiovasculares, por lo que los esfuerzos para reducir la cantidad de sodio en nuestra dieta continuarán siendo temas importantes de discusión en el ámbito de la salud pública y las políticas de alimentación.

Todo esto no quiere decir que comer demasiada azúcar o grasas poco saludables no importe. Pero un estudio como este nos brinda la rara oportunidad de concentrarnos en lo que podemos agregar a nuestras comidas para mejorar nuestra salud, en lugar del enfoque habitual de “¿qué no puedo comer?”. Hacer hincapié en la ingestión de alimentos como frutas, verduras, granos enteros, mariscos, nueces y semillas como la columna vertebral de una dieta saludable no es un concepto nuevo, pero un estudio como este destaca la importancia crítica de hacerlo.