(Parte uno, de una serie de dos)
“No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela.” Albert Einstein
Breve y concisa, esta cita captura la esencia de la comunicación de la ciencia, que se ha convertido en toda una disciplina propia.
El desarrollo y la proliferación de programas de periodismo científico en los Estados Unidos, comenzaron a tomar fuerza en la década de 1970, cuando los medios de comunicación de ese país identificaron la necesidad de periodistas especialmente capacitados para cubrir la ciencia y eventos relacionados con la ingeniería. Los primeros usuarios de estos programas, equiparon a los aspirantes con conocimientos básicos y generales de una amplia gama de disciplinas científicas.
Una de las primeras instituciones en establecer un programa de escritura de la ciencia fue el Instituto de Tecnología de Massachusetts, seguido por el programa de comunicación de la ciencia en la Universidad de California en Santa Cruz y el programa de la ciencia y la presentación de informes ambientales de la Universidad de Nueva York. Estos programas fomentan las comunicaciones sobre cuestiones científicas que están basadas en pruebas y ayudan a simplificar la información científica complicada, para el público en general.
El Programa de divulgación científica del MIT, es un programa de postgrado de un año, que lleva a un título de maestría en la escritura de la ciencia. Está dirigido a los especialistas en ciencias, periodistas o académicos, que buscan especializarse en la disciplina de la escritura de la ciencia.
El programa de escritura científica en U.C. Santa Cruz, es de un año y se enfoca exclusivamente en la formación práctica, incluyendo cursos y pasantías. Este es el único programa de escritura de la ciencia de postgrado en los Estados Unidos, que requiere una licenciatura en ciencias y experiencia en investigación.
La Universidad de Nueva York ofrece un programa intensivo de 16 meses donde los graduados reciben un título de maestría en periodismo, con una especialización en ciencias, salud y presentación de informes ambientales. Están equipados para cubrir temas científicos, médicos y ambientales con precisión, matices y pasión.
Comunicadores que se destacan en estas áreas pueden cubrir los huecos de conocimiento científico y tecnología en el público, lo que aumenta el conocimiento general y la mejora de la comprensión.
¿Por qué necesitamos comunicar la ciencia?
Los comunicadores científicos trabajan en diversos ámbitos de la escritura independiente (es decir, periódicos, revistas, diarios o blogs) para la organización y dotación de personal, y piezas de museo a las ferias de ciencias o la prestación de asesoramiento experto para producciones, películas o segmentos de televisión.
Los descubrimientos científicos pueden ser un objetivo en movimiento y nunca son definitivos. Casi siempre hay una necesidad de más investigación o una evaluación nueva de los resultados. Esto, combinado con la tendencia inagotable entre algunos medios para inflar los resultados de las investigaciones (creando polémica), abre el proceso de comunicación al mal uso y la explotación de la información.
Un ejemplo de esto es el argumento en curso en torno al supuesto vínculo de las vacunas con el autismo, una situación que puso a ciertos hallazgos científicos bien establecidos, en tela de juicio con repercusiones problemáticas para la salud pública.
Un programa de comunicación de la ciencia bien ejecutada, puede llamar la atención necesaria para investigar los resultados de la investigación que tienen implicaciones para un bien mayor en la sociedad. Comunicar las conclusiones de las investigaciones es una prioridad en el proceso de financiación de la investigación competitiva de hoy. Sin embargo, muchos investigadores tienen dificultad para hablar sobre su trabajo de una manera que las personas que no son científicos, los puedan entender.
La comunicación de la ciencia puede solucionar este problema al proporcionar una mayor comprensión de la investigación actual, sus ensayos, tribulaciones y, lo más importante, su mayor relevancia para la sociedad. La relevancia genera confianza y esa confianza conduce a un mayor apoyo, financiero o de otro tipo.
A sabiendas o no, todo el mundo tiene un interés personal en la dirección en que se mueve la investigación. Una buena comunicación de la ciencia, mejorará y aumentará la conciencia pública de sus intereses. Mientras que los comunicadores de la ciencia puedan involucrar y educar más al público, mejor será la presentación de los informes y el público se dejará llevar menos por el sensacionalismo.
La comunicación efectiva de la ciencia, también tiene el potencial de salvar las diferencias entre nosotros. Por ejemplo, muchos comunicadores están tratando de llegar a un público diverso, pero están utilizando las mismas estrategias para cada uno. Lo que realmente se necesita son estrategias para la audiencia correspondiente. ¿Por qué? Porque los diferentes públicos a quienes va dirigido, tienen diversos niveles de alfabetización sobre ciencias, valores, intereses y fuentes confiables de información.
¿Estamos teniendo un impacto?
Por algunos indicios, la alfabetización científica y el apoyo a los hallazgos científicos, están disminuyendo en importancia percibida y en muchos casos no se entiende bien. Con demasiada frecuencia, los comunicadores están llegando a los que ya están a bordo o a quienes se puede llegar fácilmente. En muchos casos, los comunicadores ofrecen hasta soluciones individuales a problemas complicados, que en realidad requiere unir muchas piezas de todo un rompecabezas.
Ten en cuenta las discusiones y debates en torno al cambio climático, los alimentos o vacunas de ingeniería genética. Ya hemos escrito sobre el “síndrome de estudio único” antes. Un comunicador mal entrenado, puede ser presa de conclusiones o datos que van en contra de un bien establecido cuerpo de ciencia y evidencia, que puede “envenenar el pozo” del discurso y conducir a políticas y resultados indeseables.
Por lo regular, los comunicadores de la ciencia tienen que evaluar e interpretar los hallazgos científicos de los no científicos. Además de aclarar los métodos utilizados en la realización o presentación de informes sobre los resultados de un estudio de investigación, tenemos que explicar mejor la totalidad de las pruebas y retransmitir donde exista un consenso o siquiera si existe. Uno de los hallazgos del estudio (que posiblemente muchos estén en ese caso), debe ser puesto en contexto dentro de todo el conjunto de pruebas sobre ese tema en particular. No debemos tratar de posicionar una investigación en resultados de blanco y negro.
El próximo mes vamos a echar un vistazo a los defensores de la comunicación de la ciencia y a cómo el tema será fundamental para ayudar a los estudiantes de hoy a que se conviertan en los intérpretes de la ciencia del mañana.