Chequeo Intestinal: Los Probióticos y el Microbioma

Por Allison Webster, PhD, RD | 16 de agosto del 2018
Última Actualización 16 de agosto del 2018

 

Cuando piensas en la palabra “probióticos”, ¿qué te viene a la mente? Seguramente una taza de yogurt o una botella de cápsulas de suplementos dietéticos es en lo primero que piensas, pero en los últimos años la presencia de probióticos se ha expandido. Date una vuelta por la tienda de abarrotes y verás de todo, desde alimentos fermentados hasta jugos de frutas, hasta mezclas para hornear transmitiendo su contenido de probióticos. Pero, ¿consumir una kombucha tiene el mismo efecto que tomar una cápsula? ¿Hay beneficios por parte de los probióticos para aquellos de nosotros que ya tenemos una dieta bastante saludable? ¿Y qué diablos es Lactobacillus y Bifidobacterium?

Regresemos al párrafo anterior y definamos el término “probiótico”. En el 2001, la Organización Mundial de la Salud aprobó los probióticos como “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud del huésped”. La premisa es que el consumo de probióticos mejorará o restablecerá el equilibrio de nuestro microbioma intestinal, que, si vas al corriente con nuestra serie Chequeo Intestinal, sabes que son los microbios que habitan nuestros tractos gastrointestinales. Las bacterias probióticas son necesarias para la fermentación de productos lácteos como el yogurt y el kéfir, así como alimentos como el kimchi y el chucrut y que, con su creciente popularidad, parece que los probióticos se están añadiendo a todo tipo de alimentos y bebidas. Los productos que contienen probióticos los mencionarán en los envases de alimentos con la frase “contiene cultivos vivos y activos” y también enumerarán los tipos específicos de bacterias en la lista de ingredientes.

Aquí la situación es que, a estas alturas, aún no sabemos exactamente qué es un microbioma “ideal” y puede variar de persona a persona. Para una persona generalmente sana que no tiene problemas gastrointestinales, no está claro si los probióticos de los alimentos pueden echar raíces en un paisaje microbiano ya atestado. Piénsalo bien: si millones y millones de bacterias intestinales ya han reclamado todos los bienes inmuebles disponibles, es bastante difícil para los nuevos encontrar su propio terreno. En consecuencia, se cree que muchas cepas probióticas son ciudadanos transitorios del tracto gastrointestinal, que aparecen después de que las comemos, bebemos o tragamos y luego siguen su camino. En este sentido, mantener una presencia continua de estos microbios probióticos requeriría reintroducirlos repetidamente, por ejemplo, tomando varias cápsulas probióticas por día o haciendo que el yogur forme parte de su patrón alimentario diario.

Eso no quiere decir que estas cepas transitorias no tengan ningún impacto. Mientras que en el intestino pueden interactuar con otras cepas “residentes”, involucrarse en el metabolismo o influir en el equilibrio del pH de su entorno, lo que puede afectar el tipo y la actividad de las bacterias que residen allí. Pero estos efectos son variables y pueden cambiar con el tiempo.

Para complicar las cosas aún más, hay muchas variedades diferentes de probióticos y los estudios de investigación a menudo evalúan solo uno de ellos o la combinación de algunos. Esto significa que los resultados de un estudio no se pueden aplicar a la categoría de probióticos como un todo. También es problemático que la mayoría de los estudios probióticos sean pequeños y usen diferentes dosis y métodos de administración (cápsula versus comida, por ejemplo). Y, por último, no está claro si algunos productos que promueven su contenido de probióticos realmente cumplen con esa declaración. Muchas cepas de bacterias mueren a causa de las altas temperaturas, lo que significa que tu muffin de probióticos puede que sea sabroso, pero sin microbios. En resumen, estamos muy lejos de dar sentido a cómo, o si, los probióticos afectan la salud de la mayoría de las personas.

Pero hay algunas excepciones muy importantes. La evidencia más convincente de los beneficios de los probióticos se encuentra en los estudios de pacientes que padecen afecciones asociadas con afecciones gastrointestinales graves. Se ha demostrado que la introducción de ciertas cepas de bacterias probióticas (comúnmente incluidas Lactobacillus y Bifidobacteria) en el tracto gastrointestinal reduce la diarrea asociada a antibióticos, previene una afección gastrointestinal grave que puede afectar a bebés prematuros, disminuye los síntomas en algunos pacientes con síndrome de intestino irritable y reduce el riesgo de diarrea asociada a C. difficile. Un resumen de 2018 de las revisiones sistemáticas Cochrane concluyó que los probióticos “pueden tener un efecto beneficioso sobre las enfermedades diarreicas y los síntomas gastrointestinales relacionados”.

Concluyamos con respuestas a dos preguntas importantes: ¿qué queda por hacer y qué deberías de hacer? En primer lugar, se necesita más investigación para determinar qué cepas de bacterias tienen más probabilidades de mostrar beneficios, qué método de administración es óptimo y qué cantidades son ideales. Como tal, es muy posible que algunos beneficios de los alimentos y bebidas probióticos aún no se hayan descubierto.

Hasta que sepamos más, hay algunos puntos importantes a considerar. Recuerda que todavía no está claro si hay beneficios reales al consumir probióticos si eres una persona generalmente sana. Dicho esto, probablemente tampoco haya algún daño si lo haces. Los probióticos se consideran suplementos dietéticos y, por lo tanto, no están regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos, aunque los estudios muestran que generalmente son seguros para las personas sanas. Independientemente del contenido probiótico, los alimentos como el yogurt, el tempeh, el miso, el kimchi y el chucrut son ricos en muchos otros nutrimentos que nuestro cuerpo necesita para una salud óptima, incluidas las proteínas, el calcio y las vitaminas B. Por último, si tienes problemas gastrointestinales o has terminado recientemente una ronda de antibióticos, tomar un probiótico o tomar un poco de kéfir puede ser algo bueno, siempre y cuando tu profesional médico lo apruebe.