Por Food Insight
post – 30 de diciembre, 2020
En FoodInsight, hablamos mucho sobre diferentes dietas y si vale la pena probarlas o no. (Alerta de spoiler: el mensaje comprobado y verdadero de una alimentación saludable de equilibrio, variedad y moderación aún gobiernan.) No obstante, le damos a cada patrón de alimentación el beneficio de la duda, y esta vez no es diferente. Hoy hablamos de la dieta del método Mayr. ¿Qué es exactamente esta dieta? ¿Está basado en evidencia? Vamos a ver.
Lo básico sobre la dieta Mayr
Desarrollada originalmente por el Dr. Franz Xaver Mayr en Austria en la década de 1920, la dieta del método Mayr hace hincapié en la salud intestinal y la atención plena al comer. Sin embargo, aunque esos aspectos iniciales pueden parecer razonables, este plan de dieta también enfatiza mucho el ayuno y otros componentes más extremos.
Cómo funciona la dieta Mayr
Los interesados en experimentar la Dieta Mayr completa deben viajar a un centro de bienestar VivaMayr, donde pueden inscribirse en uno de varios programas, los cuales son bastante costosos. Los centros VivaMayr sugieren que los participantes del programa permanezcan en su residencia durante siete días o más.
Mientras se está en este centro, la dieta Mayr comienza con un ayuno durante unos días y generalmente implica una limpieza con ciertas vitaminas y suplementos. Los defensores de la dieta creen que estas vitaminas y suplementos reducirán los efectos secundarios del “proceso de desintoxicación” de la dieta. Los programas también incluyen muchas pruebas que suenan elocuentes que afirman evaluar cualquier cosa, desde sus “radicales libres (FRAS) y potencial antioxidante biológico (BAP)” hasta un “análisis ácido-base y de nutrimentos minerales”.
Si no puedes asistir a un centro, se recomienda que las personas que hacen dieta en casa comiencen con una dieta restringida (es decir, ayuno), que está destinado a “calmar” y desintoxicar el cuerpo.
Además, la dieta Mayr fomenta la priorización de los “alimentos alcalinos” (no hay evidencia que respalde que debamos comer alimentos alcalinos, ya que los alimentos no afectan nuestro pH sanguíneo) y la omisión del gluten y los lácteos (ninguna eliminación es nutrimentalmente necesaria a menos que se tenga la enfermedad celíaca o una intolerancia, respectivamente), así como varias prácticas restrictivas como contar meticulosamente los bocados de la comida, comer dentro de ciertos períodos de tiempo y evitar beber líquidos mientras se come.
La dieta Mayr y la salud
La evidencia que respalda los beneficios para la salud de la dieta Mayr es escasa. Los únicos datos que se han citado en apoyo de esta dieta son anecdóticos, lo que significa que la dieta no se ha probado científicamente. En otras palabras, explorar si la dieta cumple sus promesas no es una búsqueda (al menos hasta ahora) que se ha considerado digna de publicación en literatura científica creíble. Además, para ser franco: esta dieta parece estar más relacionada con la pérdida de peso que con la mejora de la salud.
Sin mencionar que no hay necesidad de “desintoxicar” nuestros cuerpos; si tienes un hígado y riñones en funcionamiento, tu cuerpo ya lo está haciendo por ti. Por último, y quizás lo más importante, las prácticas alimentarias desordenadas como morirse de hambre durante varios días seguidos, contar los bocados de comida, eliminar ciertos tipos de alimentos por razones no médicas y limitar la ingestión de hidratación mientras se come, pueden dañar seriamente la relación con la comida y tu salud.
Conclusiones
Si bien nos encanta la idea de mejorar la salud intestinal e incorporar la atención plena en la alimentación, la dieta Mayr no se ajusta a los requisitos. No es necesario gastar miles de dólares para volar a un resort especial, ayunar durante varios días y someterse a una serie de pruebas costosas e invasivas para mejorar la salud. Un plan de dieta con restricciones tan importantes como la dieta Mayr no son soluciones a largo plazo, ni son saludables. Es mucho mejor que programes una consulta con un dietista registrado, adoptes los principios de un patrón de alimentación realista y basado en evidencias, como la dieta mediterránea o incorpores más prácticas de atención plena en tus patrones de alimentación.
Este artículo contiene contribuciones de Kris Sollid, RD.