Hoy en día, tenemos al alcance de la mano más información que nunca. Si bien la gran cantidad de noticias científicas presenta oportunidades aparentemente infinitas para el aprendizaje, la riqueza de fuentes potenciales también presenta un conjunto único de desafíos. Con cada tema científico de actualidad y la conversación que sigue en las redes sociales, es cada vez más difícil separar los hechos de la ficción. ¿Cómo se puede navegar con éxito por las noticias científicas actuales? Sigue leyendo para obtener consejos útiles.
Ten cuidado con el “ciberanzuelo”
El poder de los titulares es innegable: esas pocas palabras a menudo determinan si haces clic en un artículo, lo compartes sin leerlo o lo pasas por alto. Si bien no es necesariamente perjudicial leer un artículo simplemente porque el titular te ha provocado curiosidad (¡para eso están diseñados!), es importante tener en cuenta que el mensaje transmitido en un titular puede sugerir una exageración de la verdad o está fuera de contexto. Por eso es tan importante leer un artículo antes de compartirlo. Y mientras lees, pregúntate: ¿Esto parece una respuesta simple a una pregunta compleja?
Por ejemplo, los artículos pueden presentar un solo alimento como la cura definitiva para todos nuestros problemas de salud. Si bien estos alimentos “de moda” pueden tener beneficios para la salud, ningún alimento por sí solo puede satisfacer todas las complejas necesidades de nuestro cuerpo, que depende de diversos nutrimentos proporcionados por muchos alimentos diferentes para funcionar bien. Al fin y al cabo, nuestros cuerpos necesitan equilibrio, variedad y moderación en lo que consumimos, un hecho que no siempre destacan las últimas tendencias nutrimentales en los medios.
Estudia los Estudios
El contenido o los artículos de las redes sociales que citan estudios científicos a menudo parecen más precisos, lo que demuestra la legitimidad de las declaraciones que hacen. Pero es importante observar de cerca los estudios de los que se derivan estas publicaciones: no todas las investigaciones son iguales, y examinar cómo se realizó un estudio es fundamental para evaluar la validez de las declaraciones y conclusiones que se extraen de él. Si bien existen muchos tipos diferentes de estudios, los que aparecen con mayor frecuencia en los medios de comunicación son los ensayos controlados aleatorios (ECA) y los estudios de cohortes. Estos estudios difieren en diseño, lo que significa que el enfoque que utilizan para recopilar evidencia y las conclusiones que se pueden extraer del estudio serán diferentes.
Más específicamente, los ensayos controlados aleatorios son estudios experimentales sólidos que buscan proporcionar evidencia de relaciones de causa y efecto. Por ejemplo, si quieres entender mejor la eficacia de un suplemento vitamínico para mejorar la salud ósea, revisar la evidencia del ECA de alta calidad sería un excelente lugar para comenzar. En un ECA, los participantes serían asignados aleatoriamente a uno de dos o más grupos: un grupo recibiría el suplemento vitamínico y el otro grupo podría recibir el mismo suplemento vitamínico, un suplemento similar pero diferente o un placebo que no contenga nada. Al comparar el cambio en la salud ósea entre los participantes de cada grupo al final del estudio, los investigadores podrían determinar la eficacia del suplemento vitamínico en comparación con los otros tratamientos.
Por el contrario, los estudios de cohortes son de observación por diseño y no están diseñados para evaluar relaciones de causa y efecto. En cambio, los estudios de cohortes generalmente siguen a un grupo de personas (generalmente durante largos períodos de tiempo) que comparten características comunes, evaluando si la exposición a un determinado factor de riesgo conduce a un resultado específico en el grupo. Por ejemplo, un estudio de cohorte podría examinar los factores de riesgo para desarrollar una condición de salud como la diabetes tipo 2. Con el tiempo, los investigadores podrían documentar a los participantes que desarrollaron diabetes tipo 2 y examinar los factores que tenían en común, como la frecuencia de consumo de un determinado alimento o bebida, edad, sexo, ingresos o incluso su código postal de residencia. Checa esta liga para obtener un resumen de los diferentes tipos de estudios de los que puedes ver referencias en los medios.
Conoce la Jerga
Además de conocer las diferencias entre los tipos de estudios, es importante comprender también el lenguaje que se utiliza comúnmente en la investigación científica. Por ejemplo, es posible que hayas escuchado la frase frecuentemente citada “Correlación no es igual a causalidad”. ¿Pero qué significa esto exactamente? En pocas palabras, correlación significa que dos variables están asociadas o relacionadas entre sí, pero que una variable no causa a la otra, o viceversa. Por ejemplo, algunos estados tienen tasas más altas de obesidad, pero si bien un determinado estado puede tener una tasa de obesidad más alta que otros, vivir en ese estado no causa obesidad. Es decir, la obesidad se correlaciona con vivir en ese estado, pero no es causada por él. Frases en titulares científicos como “es más probable que” y “puede causar” suenan como si indicaran causalidad, cuando en realidad, este lenguaje probablemente se refiere a una correlación.
La causalidad, sin embargo, significa que una variable influye directamente en otra. Por ejemplo, no tener suficiente hierro en el cuerpo provoca anemia por deficiencia de hierro.
Échate un clavado más profundo
Una nota final sobre los ensayos controlados aleatorios y los estudios de cohortes: si bien los ECA se consideran el estándar de oro para medir causa y efecto, un ECA por sí solo no prueba la causalidad. Sin embargo, los estudios ECA replicados que llegan a conclusiones similares aumentan el grado de certeza sobre un tema. Por el contrario, cuando múltiples estudios de cohortes muestran resultados similares, la evidencia también se vuelve más sólida, pero aun así solo respalda una correlación, porque la evidencia es de observación por naturaleza. De hecho, los hallazgos de los estudios de cohortes se pueden probar mediante un diseño de estudio ECA para examinar la causa exacta de las observaciones.
¿La conclusión? La ciencia evoluciona constantemente y un estudio no es evidencia suficiente para respaldar un cambio en los hábitos o comportamientos de salud personal. Más bien, evaluar cuidadosamente los estudios en el contexto de un cuerpo completo de literatura científica, junto con consultar con los proveedores de atención médica, puede ayudarte a tomar decisiones mejor informadas.
Cuidado con el Sesgo
Todo el mundo tiene prejuicios, y es importante reconocer cuándo nuestros prejuicios entran en juego (incluso cuando leemos, miramos y escuchamos los medios de comunicación), ¡que tienen sus propios prejuicios! Cada periodista, investigador científico y medio de comunicación tiene sus propias opiniones y perspectivas, por lo que no sorprende que, si buscas en Google los beneficios para la salud de los probióticos o la seguridad de los productos convencionales, no habrá dos artículos que tengan exactamente el mismo mensaje.
Si bien ciertamente existe ciencia sólida en los medios, es difícil distinguir entre lo que realmente está respaldado por investigaciones y lo que es principalmente digno de mención. Afortunadamente, aquí en Food Insight te tenemos todos los datos, con los consejos anteriores, así como con nuestros propios artículos que presentan recursos basados en evidencia desarrollados por nuestros expertos internos en nutrición, agricultura y seguridad alimentaria. Con algunas herramientas útiles, puedes navegar con éxito en la ciencia que encuentres en los medios.
Este artículo fue escrito por Marisa Paipongna, con contribuciones de Stephanie Johnson, ex pasante dietética de Virginia Tech del IFIC.