Informe IFIC: La actividad física, la nutrición y la salud óseaAbril 2002Los huesos saludables son el fundamento de una vida energética y vital. Nuestros esqueletos son los que nos confieren movilidad, flexibilidad y respaldo mecánico, y también sirven como una reserva de calcio del que se nutre el cuerpo para mantener constantes los niveles de calcio en la sangre.Formar y mantener huesos saludables durante toda la vida requiere de la complicada interacción de varios factores fisiológicos y de estilo de vida. En este informe se incluye un análisis del estado de la salud ósea de la población de los Estados Unidos y un resumen de las últimas investigaciones científicas sobre las relaciones que existen entre la actividad física, la nutrición y la salud ósea.INFORMACIÓN BÁSICA SOBRE LOS HUESOSArquitectura óseaPese a que a menudo se considera que los huesos son algo inerte, de hecho son un tejido dinámico y vivo. Los huesos están construidos principalmente por una estructura de proteína de colágeno que los hace flexibles y fosfato de calcio mineralizado (hidroxiapatita), que los hace fuertes y rígidos. Esta combinación permite que los huesos soporten un considerable estrés mecánico (Heaney 1999).Los huesos están formados por dos capas diferentes: una capa compacta externa (hueso cortical) y una capa interna reticular, que tiene aspecto de malla, (hueso trabecular). El hueso cortical predomina en las diáfasis de los huesos largos como el del antebrazo, mientras que el hueso trabecular predomina en los huesos vertebrales (lumbares) y en los huesos de la cadera (Heaney 1999, Págs. 1328, 1329, Instituto de Medicina 1997).Durante la vida los huesos experimentan ciclos de desgaste y reparación. Las células osteoclastos remueven al hueso viejo (resorción) y las células osteoblastos producen hueso nuevo (formación). Este proceso de modelado-remodelado es regulado por factores tales como el estado nutricional, el estado de las hormonas sexuales, los niveles hormonales paratiróideos y el estado de la vitamina D (Heaney 1999).Quizás las etapas vitales más críticas para asegurar la salud ósea abarquen desde la niñez hasta los primeros años de la adultez. Durante estos años la formación de hueso es más activa que la pérdida de masa ósea, lo que da como resultado la acumulación neta de hueso. Aproximadamente 50 por ciento de la masa ósea se forma durante la adolescencia. Aproximadamente 90 por ciento del contenido de mineral óseo total se deposita antes de los 18 años, y 99 por ciento se deposita antes de los 22. La densidad ósea se va formando lentamente hasta los 30 años, edad en la que se alcanza el pico de masa ósea (Matkovic 1991).Factores que afectan la salud óseaA continuación se enumeran varios factores modificables y no-modificables que influyen en la salud ósea (adaptado de National Institutes of Health \[www.osteo.org\]).Factores modificables que promueven la salud ósea:• Actividad física regular• Hábitos de alimentación saludables• Consumo adecuado de calcio• Niveles adecuados de vitamina DFactores modificables que aumentan el riesgo de pérdida ósea:• Fumar y abusar de las bebidas alcohólicas• Medicamentos tales como los anticonvulsivos o glucocorticoides (corticosteroides, prednisona, dexametasone)• Niveles bajos de estrógeno en las mujeres y niveles bajos de testosterona en los hombresFactores no-modificables que aumentan el riesgo de pérdida ósea:• El sexo. Las mujeres corren más riesgos que los hombres • La edad. La pérdida ósea aumenta con la edad. • Tamaño corporal. Las mujeres pequeñas y delgadas son más susceptibles que las mujeres más grandes. • Etnicidad y herencia. Las mujeres caucásicas y asiáticas corren más riesgo. Las mujeres africano-americanas e hispánicas corren menos riesgos, aunque no están totalmente exentas. • Factores genéticos. Si alguno de los padres sufre de osteoporosis o de una fractura osteoporósica, los hijos tienden a tener una masa ósea reducida y aumentan sus riesgos. Osteoporosis – La debilitación de los huesos La osteoporosis, o “huesos porosos” es una epidemia en los Estados Unidos. El terrible hecho es que más de 28 millones de estadounidenses, ó 1 de cada 10 personas, sufre de esta enfermedad debilitante. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, los síntomas de la osteoporosis son la reducción de la masa ósea y el aumento de la fragilidad de los huesos y del riesgo de fracturas (Instituto de Medicina, 1997, Pág. 83). El riesgo de padecer una fractura osteoporósica está inversamente relacionado con la densidad ósea actual, que depende del pico de masa ósea durante la madurez y el subsiguiente índice de pérdida ósea (Nordin 1997).Pese a que la osteoporosis se puede producir a cualquier edad, es más común en quienes tienen más de 50 años. Durante la edad adulta, el índice de pérdida ósea comienza gradualmente a superar al índice de formación de hueso, lo que da como resultado pérdidas netas (www.osteo.org). El índice de pérdida de hueso es más rápida después de los 55 años, especialmente después de la menopausia (Nordin 1997).La osteoporosis es la causante de más de 1.5 millones de fracturas en los Estados Unidos todos los años. Tiene un impacto devastador en la calidad de vida, la salud pública y en los costos de la salud, y es más mortal que lo que muchos piensan. Una de cada dos personas que se fracturan la cadera jamás pueden volver a su estilo de vida anterior (Kulak y Bilezikian, 1998) y una de cada tres / una de cada cuatro personas que se fracturan la cadera fallecen dentro del año siguiente. Los costos directos de la salud atribuibles a la osteoporosis son de aproximadamente $14.000 millones al año (National Osteoporosis Foundation 2001) y se espera que superen los $60.000 millones en 2020 (Tucci 1998).El 80 por ciento de las personas que padecen osteoporosis son mujeres y 20 por ciento son varones ., (National Osteoporosis Foundation 2001) Las mujeres son más susceptibles porque tienen menos masa ósea total (un reservorio más pequeño) y el índice de pérdida ósea se acelera durante la menopausia. Después de los 50 años, 1 de cada 2 mujeres, y 1 de cada 8 hombres sufrirán una o más fracturas osteoporósicas.Por lo general, la osteoporosis es “invisible” hasta después de la sexta década de vida. Muchas personas no saben que están perdiendo masa ósea ya que no tienen síntomas, hasta el momento en que sus huesos son tan porosos que incluso cualquier evento no-traumático y las actividades cotidianas les producen dolorosas fracturas de cadera o colapso vertebral y quifosis (que es una curvatura exagerada de la región torácica de la columna) (www.osteo.org); Heaney 1993).Pese a que la osteoporosis puede tener consecuencias nefastas tales como una fractura de cadera, recibe relativamente poca atención de la comunidad de la salud pública, especialmente si se considera que el riesgo de la osteoporosis en las mujeres equivale al riesgo de padecer cáncer de mama, ovarios y uterino combinados (Instituto de Medicina, 1997).Perspectiva para una población que envejeceEl hecho de que la población de los Estados Unidos está viviendo cada vez más tiempo es lo que alimenta a la epidemia de osteoporosis. La expectativa de vida aumentó drásticamente desde los 47 años de 1900 hasta los 75 en 1998 (Kerschner and Pegues 1998). Setenta millones de estadounidenses cumplirán 65 años antes de 2030, un número sin precedentes de ciudadanos ancianos. Dentro de este grupo, el segmento “viejo más viejo” (+ de 85 años) es que más rápido está creciendo, y además es el segmento que corre más riesgos de padecer fracturas de huesos (U.S. Bureau of the Census 2001).Hay varios factores que componen el riesgo de osteoporosis, entre los que se incluyen las dietas de baja calidad, la incapacidad de adaptarse totalmente a un bajo consumo de calcio y bajos niveles o falta de hormonas sexuales femeninas y masculinas (Ensrud et al. 2000). De acuerdo con el Instituto de Medicina, la incidencia de fracturas de cadera podría triplicarse antes de 2040 (Instituto de Medicina, 1997, Pág. 83).En vista del envejecimiento de la población estadounidense las perspectivas para la salud ósea empeorará a menos que se adopten importantes medidas preventivas. El informe oficial de salud pública del Ministerio de Salud de los Estados Unidos (Surgeon General) correspondiente a la década – Healthy People 2010 – intenta reducir 20% la proporción de adultos con osteoporosis antes de 2010 (Healthy People 2010).¿Cómo se mide la salud ósea? El análisis DEXA (absorciometría de doble energía) permite realizar mediciones rápidas, indoloras, no invasivas y altamente reproducibles de la densidad ósea (Instituto de Medicina, 1997). Las mediciones de densidad ósea se usan para diagnosticar la osteoporosis, la baja densidad ósea y el riesgo de fracturas, y también para determinar los índices de pérdida ósea o la efectividad del tratamiento (National Osteoporosis Foundation 2001, Heaney 1999). Medicare cubre el costo de los análisis de densidad ósea a ciertas personas (National Osteoporosis Foundation 2001).A MOVER LOS HUESOS: LA ACTIVIDAD FÍSICA Y LA SALUD ÓSEANadie duda de que realizar actividad física periódicamente sea importante, tal como se indica en Nutrition and Your Health: Dietary Guidelines for Americans (Departamento de Agricultura y Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos 2000) y otros informes de similar importancia (CDC 2000, DHHS 1996).Los beneficios para la salud que proporciona la actividad física se extiende a los huesos. Actividades físicas como levantar pesas, caminar, correr, danza aeróbica, tenis y gimnasia mejoran la salud ósea durante toda la vida ya que aumentan la masa ósea pico y disminuye la pérdida ósea (Instituto de Medicina, 1997; Weaver et al. 2000; Specker 1996; National Institutes of Health 2000). La actividad física también ayuda a prevenir las fracturas que se producen como consecuencia de las caídas ya que mejora la fortaleza muscular, el equilibrio corporal y la rapidez de reacción. La evidencia epidemiológica demuestra de manera constante que el riesgo de las fracturas de caderas disminuye entre 20 y 40 por ciento en aquellas personas que son físicamente activas en comparación con el riesgo que tienen aquéllas que son sedentarias (Gregg et al. 2000).Se están efectuando investigaciones sobre cómo es exactamente que la actividad física mejora la salud ósea, cuánto dura el efecto, los mejores tipos de actividades y la duración e intensidad óptimas de la actividad.Cualquier entrenamiento de alta intensidad con peso y los ejercicios aeróbicos vigorosos se asocian con una mejor densidad ósea, especialmente en el sitio de la tensión mecánica (Forwood and Burr 1993; Nelson et al. 1994, National Institutes of Health 2000). Sin embargo, existen estudios más recientes que se realizaron con niños y mujeres mayores y que sugieren que no es necesario que la actividad sea intensa para que tenga un efecto positivo en la salud ósea.Por ejemplo, los niños prepúberes que realizaron sencillos ejercicios de salto tres veces a la semana durante 7 meses mostraron un aumento en el contenido de mineral óseo en la espinal lumbar y cuello femoral, en comparación con aquéllos del grupo de control que sólo realizaron ejercicios de estiramiento (Fuchs 2001). En un estudio que se realizó en múltiples centros durante 7 años y en el que se estudió a 10,000 mujeres mayores, tan sólo 1 hora de ejercicio aeróbico, tenis, danza o actividad con peso por semana se asoció con una reducción en el riesgo de fracturas de cadera y vértebras. Incluso menos de 1 hora semanal de actividades de baja intensidad como jardinería, caminar y bailar, disminuían el riesgo de fractura de cadera. Las mujeres sedentarias que permanecen sentadas por lo menos 9 horas por día tienen más riesgo de sufrir una fractura de cadera que aquéllas que permanecen sentadas por menos de 6 horas al día (Gregg et al. 1998).La actividad física también es muy importante para las personas que ya tienen un diagnóstico de osteoporosis, pero el propósito debería ser mejorar la flexibilidad y se deberían evitar las tensiones excesivas o abruptas sobre los huesos (National Osteoporosis Foundation 2001). Las cantidades excesivamente elevadas de actividad física que inducen amenorrea (ausencia anormal o supresión de menstruación) en las mujeres es perjudicial para la salud ósea y se la debería evitar (ACSM 1997, ASCM, ADA y Dietitians of Canada 2001).Los patrones del sedentarismo son los que conducen a una pobre salud óseaEn promedio, los estadounidenses son terriblemente inactivos. Pese a que la mayoría de los adultos saben que la actividad física es importante (ADA 2000), 60 por ciento no realiza actividad física con regularidad y 25 por ciento directamente no realiza actividad física (DHHS 1996).Los niños son más activos que los adultos, pero la actividad física disminuye dramáticamente cuando ingresan en la adolescencia, según un informe reciente que los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades envío al Presidente (CDC 2000):• En 1999, 35 por ciento de los alumnos que cursaban entre 9no. y 12vo. grados no realizaba ningún tipo de actividad física vigorosa. Los niveles de inscripción en las clases de educación física disminuyeron de 79 por ciento entre los alumnos de 9no. grado a 37 por ciento entre los alumnos de 12vo. grado. • Los niños de entre 5 y 15 años caminaban o se transportaban en bicicleta 40% menos en 1995 que en 1977.• A partir de los 10 años de edad, los índices de participación en programas de deportes para jóvenes declinan a ritmo constante hasta la adolescencia, y alcanzan su pico más bajo entre los 14 y 15 años.La actividad física y la conexión con el calcioLa interacción entre la actividad física y el calcio dietario es muy importante para la salud ósea. Hay estudios completos que demuestran que la actividad física afecta positivamente la densidad ósea cuando el consumo de calcio supera los 1000 miligramos por día (mg/d) (Specker 1996, Weaver et al. 2000). Durante períodos de extrema inactividad, como un descanso prolongado en cama, se produce pérdida de masa ósea incluso aunque el nivel de consumo de calcio es elevado (LeBlanc 1995). Se necesitan investigaciones adicionales para explorar la conexión entre el calcio dietario y la actividad física y como influye en la salud ósea. LA DIETA Y LOS HUESOS – SON LO QUE COMEMOSLa manera en que comemos puede beneficiar o perjudicar la salud de nuestros huesos.La Guía de la Alimentación y la Pirámide de los Alimentos fueron desarrollados teniendo en cuenta la salud ósea, por lo que si se cumplen las recomendaciones que aparecen en estas fuentes se podría ayudar a garantizar huesos fuertes durante toda la vida. Sin embargo, los hábitos alimenticios de pocos individuos cumplen estos consejos.Según el Índice de Comidas Saludables, una medición combinada de la calidad general de la dieta que se basa sobre la Guía de la Alimentación y la Pirámide de los Alimentos, sólo 12 por ciento de la población consume una dieta “buena” y las carencias más importantes se producen en el grupo de productos lácteos ricos en calcio y en el grupo de las frutas. (Bowman et al. 1998).Algunos patrones alimenticios afectan negativamente el consumo de los nutrientes que producen huesos. Por ejemplo, saltear comidas, apegarse a dietas con un contenido muy bajo de calorías, evitando los alimentos ricos en calcio, frutas, verduras y granos enteros, o bien consumiendo alimentos con alto contenido de calorías y baja cantidad de nutrientes en lugar de consumir alimentos más nutritivos. Muchos adultos y niños no toman el desayuno, lo que puede comprometer el consumo adecuado de nutrientes necesarios para la formación de huesos. (Nicklas et al. 1993, Haines et al. 1996, Krebs-Smith et al. 1996, Subar et al. 1998). Debido a que las personas de más edad consumen menos alimentos, les resulta especialmente difícil mantener una alta calidad nutricional (Blumberg 1997).Entre los nutrientes que juegan un papel fundamental en la salud ósea encontramos al calcio, al fósforo, magnesio, flúor, las vitaminas D y K, macronutrientes tales como las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas, y otros componentes dietarios como los oxalatos, filatos, fibra, sodio y cafeína. Procederemos a analizarlos en las siguientes secciones.LOS MINERALES Y LA SALUD ÓSEAEL CALCIO“Caminamos sobre nuestras reservas de calcio”, afirmó un experto sobre la función integral que cumple el calcio en la salud ósea (Heaney 1999).De hecho, eso es verdad cuando consideramos que el cuerpo contiene entre 900 y 1500 gramos de calcio (Heaney 1999) y que aproximadamente 90% del mismo está en los huesos (Instituto de Medicina 1997, Pág.. 38, Nielsen 1999).Lo benéficioso que resulta el calcio dietario en la salud ósea especialmente en los grupos de los adolescentes y de las mujeres mayores, está bien establecido (Instituto de Medicina 1997, Heaney 2000, Welten 1995, National Institutes of Health 1994, 2000). Consumos de calcio por debajo de 1000 mg/d se asocian con una masa ósea pico inferior (Weaver et al. 2000). Casi dos tercios de las fracturas osteoporósicas se pueden atribuir al consumo inadecuado de calcio (Heaney 1999). Reconociendo la función vital del calcio en la salud ósea, la Administración de los Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos permite que los alimentos y suplementos dietarios ricos en calcio incluyan el aviso de que el calcio ayuda a combatir la osteoporosis.Los consumos dietarios de referencia para el calcio y otros nutrientes formadores de hueso fueron revisados hace poco tiempo por el Comité Permanente de Evaluación Científica de los Consumos Dietarios de Referencia (comité CDR), por la Junta de Alimentos y Nutrición y por el Instituto de Medicina (ver Tabla 2). El panel consideró que el consumo equilibrado de calcio y la densidad mineral ósea son los factores clave para una salud ósea a largo plazo. El equilibrio del calcio es el resultado neto del consumo de calcio, la absorción del calcio y la pérdida de calcio a través de la materia fecal, la orina y la piel. La modificación de cualquiera de estos factores puede afectar el equilibrio del calcio, aunque el consumo de calcio es el determinante principal (Matkovic and Heaney 1992). El calcio forma huesos fuertes a toda edadEl consumo adecuado de calcio es importante durante toda la vida, pero es particularmente importante durante los primeros años para poder lograr la masa ósea pico (Recker 1993, Nieves et al. 1995). Estudios aleatorios controlados con placebo que se realizaron con un grupo de mujeres prepúberes y adolescentes demostraron que los niños tenían mejores densidades óseas si consumían alimentos o suplementos enriquecidos con calcio. Esta situación se daba principalmente entre los niños cuyo consumo de calcio era bajo (Johnston et al. 1992, Lloyd et al. 1993, Bonjour et al. 1997).Consumir suficiente calcio es esencial para mantener la masa ósea adecuada desde los primeros años de la edad adulta hasta la ancianidad. Según una completa revisión de 139 estudios, en tres cuartos de los 86 estudios de observación, se halló una asociación positiva entre los consumos de calcio y los parámetros relacionados con la masa ósea. Además, 50 de 52 estudios de intervención controlada demostraron que los altos consumos de calcio producían una acumulación mejorada de hueso, mayores ganancias de masa ósea durante la etapa del crecimiento, cantidades reducidas de pérdida ósea entre las personas mayores de edad o una disminución del riesgo de fractura (Heaney, 2000). Los suplementos con calcio evitaron la pérdida de masa ósea en las mujeres ancianas durante el invierno que es cuando el estado sub-óptimo de vitamina D a menudo acelera el recambio del hueso (Storm et al. 1998).Por el contrario, una reciente revisión de 57 estudios llegó a la conclusión de que los alimentos lácteos mejoraban la salud ósea en las mujeres de menos de 30 años pero no en las mujeres de más edad (Weinsier y Krumdieck, 2000).Calcio – cómo contener la pérdida de masa ósea durante la menopausiaDurante la menopausia se produce la pérdida de masa ósea porque existe un aumento dramático en los niveles de excreción de calcio y por la movilización de las reservas esqueléticas para tratar de satisfacer las necesidades de calcio del cuerpo. Un análisis de 20 ensayos importantes de pérdida de calcio indican que las mujeres post-menopáusicas en los grupos de control perdían masa ósea a razón de 1% por año, mientras que el porcentaje de pérdida de las que tomaban suplementos de calcio era de 0.014% (Nordin 1997). La suplementación con calcio redujo el riesgo relativo de fracturas osteoporósicas entre 25 y 70 por ciento en las mujeres de más edad (Cumming and Nevitt 1997, Reid 1998).La interacción entre el calcio y el estrógeno es importante para retardar la pérdida de hueso en las mujeres post-menopáusicas (Bronner 1994, Haines et al. 1995, Prestwood et al. 2000). Sin embargo, la importancia relativa de cada uno parece variar en función del tiempo que transcurrió desde la desaparición de la menstruación. El índice de pérdida de masa ósea durante los primeros varios años de la menopausia es tan grande que el consumo de altas dosis de calcio no puede contrarrestarlo (Riggs et al. 1998, Recker 1993). En estudios de intervención controlados, el efecto de la suplementación con calcio sola se ubicaba en un plano intermedio entre los efectos del placebo y la combinación de calcio con terapia de reemplazo de hormonas sobre el retraso de la pérdida de masa ósea o en mejor el equilibrio del calcio (Aloia et al. 1994, Riggs et al. 1998). Por el contrario, la suplementación con calcio de hecho retrasó la pérdida de masa ósea en las mujeres que habían tenido la menopausia hacía 10 años (Devine et al. 1997). Entre las mujeres post-menopáusicas con osteoporosis establecida y fracturas espinales previas, la suplementación con calcio redujo la pérdida de masa ósea y la incidencia de nuevas facturas (Chevalley et al. 1994, Recker et al. 1996).Fuentes alimenticias de calcio y su absorciónLos alimentos lácteos son las principales fuentes de calcio en los Estados Unidos ya que proporcionan más de 73 por ciento del calcio presente en el abastecimiento de alimentos, seguidos por las frutas y verduras (9 por ciento) y los productos de grano (5 por ciento) (Instituto de Medicina, 1997). Las personas que no satisfacen sus necesidades de calcio con los alimentos lácteos, también disponen de otros alimentos y bebidas fortificados con calcio y densos en nutrientes como el jugo de naranja, otras bebidas a base de jugos, y cereales listos para comer (en la Tabla 3 se listan varios alimentos comunes que contienen calcio).La eficacia de la absorción del calcio es influida por otros varios factores tales como el estado de vitamina D y otros varios componentes dietarios. El calcio se absorbe de manera similar de varios alimentos con calcio, fortificados con calcio y suplementos dietarios (Instituto de Medicina 1997, Págs. 73-74). Sin embargo, el calcio no es bien absorbido de alimentos tales como la espinaca, ruibarbo, patata dulce y habas secas que son ricos en oxalato que es un potente inhibidor de la absorción del calcio (Weaver y Heaney 1999) El fitato, que abunda en las habas crudas, soya, nueces y granos inhibe la absorción del calcio pero no tanto (Instituto de Medicina 1997, Pág.. 73, Weaver y Heaney 1999 Pág. 147). La cantidad de calcio absorbido de la leche de soya fortificada con calcio es menor que la que se absorbe de la leche de vaca (Heaney et al. 2000). En la Tabla 3 puede verse la cantidad de calcio que se absorbe de los diferentes alimentos. Suplementos de calcio: ¿Qué tan bien se los absorbe?Pese a que los alimentos ricos en calcio son las fuentes preferidas de calcio, algunas personas necesitan de los suplementos porque no pueden alcanzar los consumos adecuados a través de la dieta exclusivamente.En el pasado, la atención se centraba en las bio-disponibilidades relativas de diferentes formas de calcio suplementario. La mayoría de las formas (carbonato de calcio, citrato de calcio, lactato de calcio, gluconato de calcio y fosfato tricálcico) son comparativamente bien absorbidas si se desintegran (National Institutes of Health, 1994). El nivel de desintegración de un suplemento aparece en la etiqueta en forma de una designación de United States Pharmacopoeia.Un suplemento que es particularmente bien absorbido es el citrato-malato de calcio (CMC), que también se usa para fortificar bebidas y jugos. El carbonato de calcio también es bien absorbido por personas que tienen secreciones ácidas gástricas normales o cuando se lo consume junto con una comida, porque se estimula la secreción ácida. En otros estudios directos de comparación, el CMC y el carbonato de calcio también demostraron ser bien absorbidos si se los toma junto con una comida (Heaney et al. 1999, Recker, 1993).Debido a que el porcentaje de calcio total absorbido disminuye a medida que aumenta la cantidad de calcio que ingresa al intestino, la cantidad total de suplementos de calcio que se consuma a diario debería distribuirse en dos o tres dosis en lugar de en una dosis única (Heaney, 1991).Eficacia de la absorción del calcio durante la vidaLa eficacia de la absorción de calcio varía con la edad. La absorción es mayor en los recién nacidos y en los adolescentes porque están creciendo y desarrollándose (Matkovic, 1991). Los cuerpos de los jóvenes (de 9 a 17 años) pueden adaptarse a períodos breves de bajo consumo de calcio aumentando la absorción intestinal y reduciendo las pérdidas a través de la orina para conservar el calcio para los depósitos esqueléticos (O´Brien et al. 1996). Entre los adultos saludables, el porcentaje de calcio absorbido en los intestinos varía ampliamente. Según un estudio reciente de mujeres pre- y post-menopáusicas, la cantidad promedio de calcio absorbido era de 35% de la cantidad consumida, y oscilaba entre 17 y 58% (Wolf et al, 2000). 2000).La eficacia de la absorción del calcio disminuye con la edad y contribuye a un aumento en el riesgo de fractura de cadera. Según un estudio prospectivo de cohorte de fracturas osteoporósicas que se realizó en diferentes centros, las mujeres post-menopáusicas que consumían dietas bajas en calcio y experimentaban bajos niveles de absorción intestinal de calcio eran las que más riesgo corrían de padecer fracturas de cadera (Ensrud et al. 2000).El consumo de calcio comparado con las recomendacionesEn la Tabla 4 se comparan los consumos dietarios recomendados para el calcio con el consumo diario promedio según edad y sexo. La brecha más grande ocurre precisamente cuando aumentan los requerimientos de calcio, es decir, durante la adolescencia, cuando se necesita el calcio para producir masa ósea y durante la ancianidad, cuando se requiere el calcio para retardar la pérdida de hueso.Entre 75 y 90 por ciento de las mujeres de más de 8 años de edad y varones de 9 a 13 años no alcanzan a cubrir los requerimientos de consumo de calcio adecuado (Instituto de Medicina, 1997). Esto se traduce en consumos inadecuados de calcio para millones de niñas jóvenes, adolescentes y adultos.EL FÓSFOROOchenta y cinco por ciento del fósforo del cuerpo está localizado en los huesos, donde se combina con el calcio para formar el mineral hidroxiapa