Qué hacer cuando no puedes dejar de pensar en comida

Por Alyssa Pike, RD

24 de mayo, 2022

La comida es necesaria para la supervivencia, por lo que es normal que pensemos en ello. Sin embargo, a veces los pensamientos sobre la comida pueden ser envolventes y abrumadores. En promedio, las personas con una relación saludable con la comida pueden pasar algún tiempo considerando o planeando su próxima comida a medida que se acerca, mientras que alguien con una preocupación intensa puede pasar casi todo el día pensando en la comida. Es importante estar consciente de estos pensamientos: podrían ser una señal de que necesitas más alimentos o, posiblemente, de que estás luchando contra un trastorno alimentario. Si esto te suena, ¡sabe que hay maneras de ayudar a controlar estos pensamientos! Puedes discutir cualquier inquietud que puedas tener sobre los trastornos alimentarios con tu médico, un dietista registrado y/o un terapeuta o consejero autorizado; o, si solo estás buscando estrategias efectivas o deseas algunos consejos mientras tanto, consulta las ideas a continuación para ayudarte a manejar esos pensamientos sobre la comida.

  1. Asegúrate de comer lo suficiente.

¡Pensar en la comida constantemente es a menudo un indicador de que no estás comiendo lo suficiente! Pregúntate si has estado comiendo de manera constante y adecuada a lo largo del día, como tres comidas al día y tal vez un refrigerio o dos entre comidas, según tus señales de hambre. A menudo, cuando seguimos una dieta que restringe nuestra ingestión calórica, podemos experimentar un aumento en nuestros pensamientos sobre la comida. Este cambio es simplemente nuestro cuerpo y cerebro tratando de enviarnos señales de que podemos necesitar más alimentos. Si bien puede parecer frustrante tener más pensamientos sobre la comida, este es un mecanismo biológico protector y útil (¡incluso cuando no se siente así!). Nuestros cuerpos no conocen la diferencia entre una dieta voluntaria y la verdadera inanición, por lo que cuando reducimos o modificamos nuestro consumo típico de alimentos, nuestro cuerpo (y cerebro) trabajan para garantizar que estemos bien alimentados.

  1. Come una variedad de alimentos y evita restringir los alimentos por razones no médicas.

A veces podemos estar comiendo suficientes calorías, pero omitiendo ciertos alimentos o grupos de alimentos, lo que puede dejarnos sintiéndonos privados. De hecho, la investigación muestra que comer de menos, restringir las calorías y/o eliminar ciertos alimentos puede hacer que tengamos una mayor preocupación por esos alimentos y terminemos comiéndolos en exceso más adelante. Por ejemplo, tal vez te has estado restringiendo a comer solo proteínas y vegetales mientras limitas severamente el consumo de granos y grasas. Naturalmente, esto puede hacer que pienses en los alimentos que se está perdiendo con más frecuencia, ya que todos los macronutrimentos (carbohidratos, proteínas y grasas) son esenciales para nuestra dieta. Para comer saludablemente y lograr un equilibrio nutrimental, trata de concentrarte en comer una variedad de alimentos, en lugar de restringir ciertos alimentos o grupos de alimentos.

  1. Identifica los factores desencadenantes y llega a la raíz.

Cuando la vida se vuelve estresante, necesitamos maneras de hacerle frente. Algunas personas encuentran que restringir los alimentos o consumirlos en ausencia de hambre puede calmar sentimientos o situaciones incómodas, pero estas no son las formas más útiles para hacer frente a largo plazo. Tómate el tiempo para identificar las situaciones o circunstancias que te dejan con ganas de controlar esas elecciones de alimentos de maneras menos que útiles, ¡y no olvides agradecerte a ti mismo! Llegar a la raíz de estas opciones puede ayudarte a descubrir a dónde ir, ya sea que eso signifique ampliar los alimentos que comes si has estado restringiendo; crear comidas más balanceadas; utilizar técnicas de distracción (como llamar a un amigo o dar un paseo) cuando sientas la necesidad de comer sin tener hambre; o contacta a un profesional para obtener apoyo adicional.

  1. Identifica y detén el ciclo de culpa y vergüenza.

No importa el motivo del aumento de los pensamientos sobre la comida, estos pensamientos pueden parecer intrusivos. Es común encontrarse en un ciclo de restricción, privación, comer (o comer en exceso), sentirse culpable o avergonzado después de hacerlo, y luego prometer no volver a sentirse así nunca más. El problema es que no podemos resolver una relación de montaña rusa con la comida mediante la restricción: la vergüenza asociada puede hacernos sentir impotentes y más propensos a tener problemas con la comida en el futuro. De hecho, un estudio reciente examinó la vergüenza y la culpa relacionadas con el peso, la alimentación intuitiva y los atracones en mujeres jóvenes universitarias y descubrió que la culpa y la vergüenza relacionadas con el peso estaban asociadas con mayores síntomas de atracones. Curiosamente, se ha descubierto que los comportamientos alimentarios intuitivos reducen la vergüenza relacionada con el peso y los atracones.

  1. No tengas miedo de pedir ayuda.

Es posible que debas buscar ayuda. Recuerda: es un desafío para todos nosotros navegar por la alimentación saludable y las opciones de alimentos nutritivos en el mundo de hoy, y está bien si necesitas orientación de un profesional. Si te sientes abrumado por los pensamientos sobre la comida, habla con un médico y busca un dietista registrado (y quizás, también, un terapeuta o consejero autorizado) que tenga experiencia trabajando con personas que luchan contra los trastornos alimentarios.