Por Megan Meyer, PhD | 30 de agosto del 2017
Última actualización 31 de agosto del 2017
Bajo contenido de grasa, alta en carbohidratos: nuevos datos del estudio de cohorte PURE
Los internautas están entusiasmados otra vez con un estudio nuevo de la revista Lancet que rodea una controversia milenaria en la comunidad de nutrición: las dietas bajas en grasa versus altas en carbohidratos. Este debate sobre los macronutrimentos se ha dado desde mucho antes de que nacieran los millennials, cada uno de los cuales tenía opiniones distintas sobre las cantidades y las fuentes. Puesto que somos nerds autoproclamados de la comida quienes saltan para echarle un vistazo más detallado a la nueva ciencia, aquí está nuestra toma total en este estudio.
¿Cuál es el 411 en el fondo y el diseño del estudio?
La investigación de Dehghan et al. es un gran estudio de cohortes prospectivo que examinó las asociaciones entre el consumo de macronutrimentos (específicamente centrado en carbohidratos, grasa total y diferentes tipos de grasa) con resultados de salud como eventos cardiovasculares mayores y mortalidad total. Este estudio incluyó a 135.335 individuos de entre 35 y 70 años de edad en 18 países diferentes.
Se evaluó la ingestión de macronutrimentos mediante cuestionarios de frecuencia alimentaria de referencia (FFQs), de los que hemos hablado antes. Los participantes se agruparon en quintiles (cinco grupos) basados en la ingestión de macronutrimentos. Se calcularon las razones de riesgo para determinar la fuerza de las asociaciones entre la ingestión de macronutrimentos y los resultados de salud.
El cociente de riesgo suena asustadizo. ¿Qué es?
El cociente de riesgo mide la relación entre dos variables y se expresa generalmente como un solo valor, con un rango de valores colocado al lado del valor individual. Un cociente de riesgo de uno significa que no hay relación entre las dos variables. Un cociente de riesgo mayor que uno significa que la variable es más probable que se asocie a un resultado específico. Un cociente de riesgo de menos de uno, significa que la variable es menos probable que se asocie a un resultado específico. En el estudio PURE, el cociente de riesgo evalúa el vínculo entre la ingestión de macronutrimentos y los resultados de salud, que incluyen los eventos cardiovasculares mayores y la mortalidad total.
¿Cuáles fueron los principales hallazgos del estudio, y cómo podrían ser interpretados?
Echemos un vistazo a los macronutrimentos específicos de los resultados:
- Los hallazgos específicos de carbohidratos: El vínculo entre la ingestión de carbohidratos y la mortalidad total, comparó a los individuos con el grupo de ingestión de carbohidratos más alto reportado (quintil 5, 77.2 por ciento de calorías) al grupo de ingestión de carbohidratos más bajo informado (quintil 1, 46.4 por ciento de calorías). El cociente de riesgo para este vínculo fue 1.28, lo que significa que hubo un aumento del 28 por ciento en la mortalidad total de los que estaban en el mayor grupo de ingestión de carbohidratos en comparación con los del grupo de menor ingestión. Aunque este eslabón fue estadísticamente significativo, el cociente de riesgo sigue siendo bastante bajo.
- Hallazgos específicos de la grasa: La relación entre la ingestión de grasas y la mortalidad total, comparó a los individuos con el grupo de ingestión de grasa total más elevado (quintil 5, 35.3 por ciento de calorías) al grupo de ingestión total de grasas más bajo (quintil 1, 10.6 por ciento de calorías). El cociente de riesgo para esta relación fue 0.77, lo que significa que hubo una disminución de 23 por ciento en la mortalidad total de los que estaban en el mayor grupo total de ingestión de grasa en comparación con el grupo de menor ingestión.
¿Existen limitaciones generales en el estudio?
Hay varias limitaciones encontradas en esta nueva investigación:
- La limitación más significativa está ligada a su diseño y metodología. Debido a que el estudio PURE es un estudio observacional, no puede establecer una causa y efecto.
- Además, las ingestiones dietéticas vía FFQ se midieron solamente al principio del estudio, así que es muy posible que los hábitos dietéticos cambiaron durante el período de seguimiento, que fue cerca de siete años.
- Si bien el estudio se ajustó a una variedad de posibles variables, incluyendo la edad, el sexo, la educación, la ingestión total de energía, la relación cintura-cadera y la ubicación urbana frente a la rural y todavía hay una serie de posibles variables de confusión.
- Estas variables podrían incluir la ingestión de alcohol, el uso de medicamentos y la situación socioeconómica, lo cual pudiera tener un gran impacto en los resultados.
- La investigación no profundizó en alimentos específicos.
- Aunque el análisis examinó las asociaciones entre los resultados de salud y los diferentes tipos de grasas, incluyendo grasas saturadas, grasas poliinsaturadas y grasas monoinsaturadas, la investigación no examinó las asociaciones entre los diferentes tipos de carbohidratos, como carbohidratos enriquecidos, carbohidratos fortificados, granos enteros y fibra.
- Además, el estudio no midió la ingestión de grasas trans. Dado que existe una fuerte evidencia científica que vincula la ingestión de ácidos grasos trans y el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, la FDA requiere que los aceites parcialmente hidrogenados (una fuente importante de grasas trans), sean eliminados del suministro de alimentos de los Estados Unidos en junio de 2018.
- El comentario del estudio solicitó (¡siete veces, si estamos contando!) la necesidad de revisar las recomendaciones dietéticas actuales.
- Esto es un poco desconcertante para mí, dado que es sólo un estudio y uno observacional. Sin embargo, cuando les eches un vistazo a las recomendaciones dietéticas reales, verás que ya hay una alineación significativa entre los resultados del estudio y las recomendaciones dietéticas actuales, lo que nos lleva a nuestra última pregunta.
¿Cómo se comparan estos nuevos hallazgos con las recomendaciones dietéticas actuales?
Comencemos con las grasas. El Comité Asesor de Guías Alimentarias de 2015 (DGAC) flirteó con la idea de eliminar los consejos prolongados para limitar la ingestión total de grasas en la dieta. La orientación oficial en las DGA 2015-2020 proviene de la gama de distribución de Macronutrimentos Aceptable, originalmente establecida por el Instituto de Medicina, que dice que los adultos mayores de 19 años deben consumir entre el 20 y el 35 por ciento de sus calorías totales de grasas y menos del 10 por ciento de grasas saturadas. Tanto las DGAC 2015 como las DGA 2015-2020 están de acuerdo en la importancia de la grasa en nuestra dieta, alentándonos a estar más conscientes de los tipos de grasas que comemos (es decir, reemplazando saturados con mono y poliinsaturados) y menos sobre la cantidad total de grasas en nuestra dieta. Eso es lo que la mejor evidencia científica disponible actualmente muestra, y la evidencia presentada en el estudio PURE también está de acuerdo.
Los carbohidratos, por otro lado, son donde el debate se vuelve más polémico. ¿O no? Dependiendo del nivel de actividad, las DGA recomiendan comer entre el 45 y el 65 por ciento de las calorías totales de los carbohidratos y se aconseja a las personas menos activas que le apunten al extremo inferior del rango (45-55 por ciento) y a los individuos activos hacia el extremo superior del rango (55-65 por ciento). Básicamente, si no haces un montón de ejercicio riguroso, pero te mantienes ocupado (es decir, la mayoría de nosotros), entonces, calcularle a un poco más de la mitad de las calorías de carbohidratos, es una meta razonable. Este consejo de la DGA no es tan diferente de lo que los autores destacan que “es necesaria una cierta cantidad de carbohidratos para satisfacer las demandas de energía a corto plazo durante la actividad física y, por lo tanto, son más adecuadas las ingestiones moderadas (por ejemplo, 50-55 por ciento de la energía) que las ingestiones de carbohidratos muy altas o muy bajas”.
Si estos últimos resultados han hecho que te rasques la cabeza y que te preguntes si debes seguir las DGA actuales, velo de esta manera: Las directrices no son perfectas. Se desarrollan utilizando la evidencia científica de más alta calidad disponible en ese momento, lo que significa que evolucionan con el tiempo basándose en lo que muestra la totalidad de la ciencia. Un estudio como este, no debería anular las recomendaciones actuales de las DGA, pero podría ayudar a reportar el próximo conjunto de directrices en el 2020.
Fuentes:
New Dietary Guidelines: What Changed & What Stayed the Same
Este blog incluye contribuciones de Kris Sollid, RD