Por Allison Webster, PhD, RD | 9 de febrero del 2018
Última actualización 22 de febrero del 2018
Espero que estés leyendo esto antes de decidir tirar ese nuevo manojo de espárragos directamente a la basura (si no, lo lamento). Muchos de ustedes se han encontrado con varias noticias esta semana que detallan la relación entre el aminoácido asparagina y la metástasis del cáncer de mama (en ratones). La investigación en cuestión, que se realizó en unos pocos ratones con dietas estrictamente controladas y creadas en laboratorio, ha generado titulares en los medios de todo el mundo. Algunos han sugerido que debemos hacer cambios dietéticos rápidos y severos para limitar el aminoácido en cuestión. ¿Pero qué, en todo caso, en este estudio se puede aplicar a los humanos? ¿Hasta dónde pueden llegar estos resultados en nuestra vida cotidiana? Miremos más de cerca.
¿Qué es la asparagina? ¿Y, podrías darme la versión resumida?
Primero, hablemos brevemente sobre la asparagina. Los aminoácidos son los componentes básicos de las proteínas, los cuales son esenciales para el crecimiento, el desarrollo y el mantenimiento de nuestros cuerpos. Todo, desde digerir y absorber nuestro almuerzo, hasta curar un hueso roto, requiere de proteínas, por lo que es fundamental que tengamos un buen almacenamiento para estar saludables y minimizar el riesgo de enfermedades. La asparagina se encuentra en todos nuestros alimentos: está presente en algunos alimentos a base de plantas, como cereales integrales, nueces y semillas, soya y algunos vegetales (sí, incluyendo los espárragos). También se encuentra en grandes cantidades en productos lácteos, huevos, pescado, mariscos, carne de res y aves de corral. Si bien se encuentra en algunos productos, la mayoría de las otras frutas y verduras son generalmente bajas en asparagina.
El estudio analizó los mecanismos de cómo las células cancerosas se diseminan por el cuerpo, llamadas metástasis, en un modelo de ratón de cáncer de mama triple negativo, un tipo de cáncer de mama que es notoriamente difícil de tratar en ratones y humanos. Primero descubrieron que la aparición de una enzima involucrada en la fabricación de asparagina en un tumor de cáncer de mama, estaba fuertemente asociada con metástasis posteriores. Utilizando este descubrimiento, los ratones fueron alimentados con dietas que diferían en su contenido de asparagina, desde una dieta libre de asparagina hasta un 0.6% de asparagina en la dieta total (la cantidad típica encontrada en los alimentos), hasta un 4% asparagina en la dieta total. Cuando a los ratones se les inyectaron células cancerosas, descubrieron que los ratones que estaban en la dieta con alto contenido de asparagina mostraban una mayor incidencia de metástasis, en comparación con el grupo libre de asparagina.
Entonces, ¿deberíamos de evitar los alimentos con asparagina?
¡No tan rápido! Hay varias razones por las que deberíamos dar un paso atrás y evaluar lo que este estudio nos enseña y por qué no deberíamos de tener miedo por lo que surgió del estudio. Primero, ¿mencioné que esta investigación se realizó en ratones? Los participantes humanos no estuvieron involucrados. Los estudios en animales son importantes por muchas razones. Nos permiten comprender la fisiología de maneras que no serían éticas o físicamente posibles en humanos. También generan muchas preguntas de investigación nuevas que pudieran estudiarse en personas. Pero un ratón no es un humano. Si bien puede haber algunas similitudes, nuestros cuerpos funcionan de manera muy diferente a los modelos animales. Analizamos los alimentos de manera diferente, tenemos diferentes susceptibilidades a ciertas enfermedades y nuestro sistema inmunológico y microbiomas están lejos de ser iguales. Es por eso que es casi imposible aplicar directamente los resultados de un estudio en animales a las personas.
En segundo lugar, esta investigación no involucró alimentos específicos. Los espárragos no formaban parte de la dieta del ratón. Tampoco había ningún tipo de grano integral, productos lácteos o proteínas a base de animales o plantas. Los ratones fueron alimentados con lo que esencialmente es un alimento para mascotas generado por laboratorio, complementado con o sin, en el caso de la dieta sin asparagina, un aminoácido específico. ¿Y recuerdas la dieta de asparagina al 4 por ciento? Eso es mucha asparagina. Es poco probable que el obtener esta cantidad en alimentos de una tienda o de un restaurante, sea realista.
Y, por último, no podemos olvidar que este estudio se realizó en ratones que ya tenían cáncer, a partir de las células que se les inyectaron. Por lo tanto, no es posible concluir que limitar la asparagina sería incluso útil para los ratones que no tienen cáncer y mucho menos aún para los humanos sanos.
¿Qué es lo que sigue?
Los autores del estudio dicen que están considerando probar si una dieta baja en asparagina pudiera ser una opción terapéutica para las personas con cáncer y que esta investigación probablemente se haga en combinación con tratamientos estándar como la quimioterapia y la inmunoterapia. Pasarán varios años hasta que sepamos más acerca de cómo este enfoque dietético afecta a los seres humanos, así que por favor no te apuntes a la Dieta Fruitarian todavía. De hecho, el Instituto Nacional del Cáncer afirma que “un mayor consumo de verduras en general puede proteger contra algunas enfermedades, incluyendo algunos tipos de cáncer”. Los dietistas, médicos y otros profesionales de la salud registrados continuarán alentando a todos a seguir una dieta saludable y variada rica en frutas, verduras, cereales integrales y proteínas magras.