18 de mayo, 2022
(Washington, D.C.) — Están surgiendo cambios importantes en las actitudes y comportamientos alimentarios de los estadounidenses a raíz de la pandemia de COVID-19, según la Encuesta sobre Alimentos y Salud de 2022 realizada por el Concejo Internacional de Información Alimentaria (IFIC).
La 17.ª encuesta anual de consumidores de EE. UU. ha revelado un impacto sustancial del estrés en la forma en que comemos, aumentos significativos en la adopción de dietas y patrones de alimentación específicos, preocupaciones sobre los precios de los alimentos y bebidas, y las prioridades alimentarias y el poder adquisitivo de la Generación Z.
“Incluso más que en años anteriores, la Encuesta de Alimentos y Salud de 2022 muestra cambios bruscos, en un período relativamente corto, en muchas de nuestras creencias y comportamientos en lo que respecta a los alimentos que compramos y consumimos”, dijo el director ejecutivo de IFIC, Joseph Clayton. “Algunos de estos cambios son claramente atribuibles a las cicatrices duraderas de la pandemia, mientras que otros tienen todas las características de cambios generacionales significativos”, agregó.
La Encuesta 2022 involucró a 1005 adultos de 18 a 80 años y, por primera vez, también incluyó una sobremuestra de consumidores adultos de la Generación Z, de 18 a 24 años.
La influencia emergente de la Generación Z
La Generación Z puede ser la cohorte de adultos más joven, pero están comenzando a mostrar su poder de consumo de una manera que nunca antes se había visto, impulsando cambios de actitud sobre la sostenibilidad y el medio ambiente en la población en general. Casi las tres cuartas partes (73 %) de la Generación Z creen que su generación está más preocupada por el impacto ambiental de las elecciones de alimentos que otras generaciones, seguida de cerca por los Millennials (71 %), con quienes comparten muchas perspectivas y comportamientos de compra comunes. En comparación con los Baby Boomers, es más probable que la Generación Z compre productos etiquetados como “Pequeña huella de carbono/carbono neutral” y “De origen vegetal”.
Y, sin embargo, algunos de los puntos de vista de la Generación Z pueden sorprender: en comparación con los Millennials, es menos probable que crean que sus elecciones personales de alimentos tienen al menos un impacto moderado en el medio ambiente (50 % frente a 67 %, respectivamente) y también es menos probable que les preocupe el desperdicio de alimentos, aunque la mayoría en ambos grupos expresa preocupación (61 % frente a 69 %).
En lo que respecta a la salud, la Generación Z parece adoptar un enfoque más holístico en comparación con sus contrapartes mayores: son la única generación en la que la salud emocional/mental aparece entre los tres principales beneficios para la salud que se buscan en los alimentos, las bebidas o los nutrimentos, y son más probables que la Generación X o los Boomers a buscar opciones como terapia, atención plena o meditación para reducir el estrés.
Los consumidores más jóvenes también están impulsando un gran cambio hacia la compra de alimentos en línea. Los Millennials y la Generación Z tienen patrones de compra similares, con el 35 % de la Generación Z y el 37 % de los Millennials comprando alimentos en línea al menos una vez a la semana, en comparación con el 24 % de la Generación X y el 11 % de los Boomers. El número total de adultos que compran alimentos en línea al menos semanalmente aumentó al 25 % en 2022 frente al 20 % en 2021.
Nación de comer por estrés y bocadillos
“Todos hemos oído hablar de ‘comernos nuestros sentimientos’, pero la metáfora es cualquier cosa menos una broma”, señaló Ali Webster, Directora de Investigación y Comunicaciones de Nutrición de IFIC. “La mayoría de los estadounidenses (56%) informa sentirse ‘muy’ (22%) o ‘algo’ (34%) estresado en los últimos seis meses”, agregó. Las generaciones más jóvenes son más propensas a decir que están “muy estresadas”, con el 33 % de la Generación Z, el 29 % de los Millennials y el 25 % de la Generación X, en comparación con solo el 10 % de los Boomers. Muchos estadounidenses recurren a la comida para sobrellevar la situación: aproximadamente 1 de cada 4 (24 %) de los adultos dijeron que siempre o con frecuencia comen cuando se sienten estresados.
Las principales áreas en las que los estadounidenses han realizado cambios para reducir o controlar el estrés incluyen el sueño (41 %), el ejercicio (40 %), la salud mental (30 %) y la dieta/nutrición (30 %). Entre quienes realizaron cambios en la dieta/nutrición, los cambios más comunes son tratar de comer más sano (54 %), enfocarse en comportamientos saludables en lugar de perder peso (38 %) y seguir un patrón de alimentación o dieta específica (37 %).
Las emociones también pueden estar contribuyendo al auge de los bocadillos. Alrededor de las tres cuartas partes (73 %) de los adultos en el 2022 dijeron que comen bocadillos al menos una vez al día, un sorprendente aumento del 15 % en solo un año (58 % en el 2021). No es sorprendente que las personas que informaron sentirse muy estresadas (29 %) en los últimos seis meses tengan más probabilidades de comer bocadillos tres o más veces al día que aquellas que solo están un poco estresadas (10 %).
Las preferencias de bocadillos cambian a lo largo del día. Los que comen bocadillos por la mañana prefieren la fruta (43 %), mientras que los que comen bocadillos por la noche se inclinan por los bocadillos sabrosos/salados (40 %); dulces, chocolate y otras golosinas (38%); y galletas, pasteles y helados (37%).
¿Una nueva era en los patrones de alimentación?
Uno de los aumentos más significativos en la encuesta de 2022 fue la cantidad de estadounidenses que reportaron seguir una dieta o un patrón de alimentación, que se disparó un 13 % solo el año pasado (39 % en 2021 frente a 52 % en 2022), impulsado principalmente por los consumidores de menos de 50 años. Las dietas o patrones de alimentación más comunes en el 2022 incluyeron alimentación limpia (16 %), alimentación consciente (14 %), conteo de calorías (13 %) y de origen vegetal (12 %).
Si bien aumentó la cantidad de personas que hacen dieta o siguen un patrón de alimentación, las principales motivaciones para hacerlo se mantuvieron igual que en el 2021: proteger la salud a largo plazo (35 %) y perder peso (34 %). La pérdida/control de peso también está en la mente de muchos que buscan beneficios para la salud de los alimentos, bebidas o nutrimentos: el 30 % de los encuestados informaron que buscaban lograr este beneficio a partir de sus opciones de alimentos y bebidas, superando por poco al número que buscaba beneficios relacionados con la salud digestiva/intestinal (29 %), la salud cardiovascular/del corazón (28 %) y la mejora del sueño (26 %). Sin embargo, el beneficio para la salud más buscado fue una mayor energía y menos fatiga (37 %).
Casi 1 de cada 3 (31 %) dijo que había estado comiendo más proteínas de fuentes vegetales integrales este año, con otros aumentos que incluyen personas que informaron consumir más leche/yogurt a base de soya (18 %) y otras alternativas lácteas de origen vegetal (23%).
Luego está esto: todos hemos deseado poder tomar una píldora mágica como un atajo para una mejor salud. De hecho, la cantidad total de adultos que dijeron que preferirían tomar medicamentos en lugar de cambiar su estilo de vida se disparó un 22 % entre 2012 y 2022 (16 % frente a 38 %) y, cuanto más joven era el consumidor, más probable era que buscara ese atajo. Aproximadamente la mitad (49 %) de los adultos de 18 a 34 años en 2022 dijeron que elegirían el medicamento, un aumento masivo del 35 % desde hace 10 años. La razón de este cambio no está del todo clara, aunque los aumentos en el uso de suplementos dietéticos y medicamentos recetados durante la última década, junto con un aumento en el marketing médico directo al consumidor, pueden ser un contribuyente importante.
Una batalla entre el presupuesto y el valor de los alimentos
La encuesta del 2022 sugiere que los estadounidenses otorgan un gran valor a la sostenibilidad. En el 2022, el 39 % dijo que la sustentabilidad ambiental tiene un impacto en sus decisiones a la hora de comprar ciertos alimentos y bebidas, frente al 27 % en 2019. Además, más de la mitad (57 %) está preocupada por el desperdicio de alimentos, aunque el principal motivo de preocupación fue que es una pérdida de dinero (53%), con un 40% que dijo que su preocupación era por el impacto en el medio ambiente. La sostenibilidad social también es una prioridad para muchos consumidores: el 45 % dijo que saber que los trabajadores que producen, distribuyen o sirven los alimentos reciban un trato justo y equitativo es importante en su decisión de comprar un alimento o una bebida.
Sin embargo, el impacto de la inflación puede estar frustrando la compra de alimentos basada en valores. La gran mayoría de los consumidores (83%) ha notado un aumento en el costo de los alimentos y bebidas. Entre los que notaron aumentos de precios, el 57 % dijo que tuvo que pagar más por el mismo artículo y el 29 % dijo que compró menos de lo que habría comprado de otro modo.
Además, a los encuestados se les presentó un escenario con un producto hipotético que costaba $3 y otro que costaba $5 pero que se produjo de manera comprometida con el trato justo y equitativo de los trabajadores. Solo el 39% dijo que compraría el producto de mayor precio frente al 61% que optó por el menos costoso. Los resultados fueron similares para una pregunta sobre la disposición a pagar por un producto ecológico.
Todo esto refleja una tendencia constante que la Encuesta de Alimentos y Salud ha seguido durante más de una década: cuando se trata de nuestras prioridades de compra de alimentos, el sabor y el precio siguen siendo primordiales, mientras que la sostenibilidad ambiental va muy por detrás. En medio de una crisis climática, y a medida que el poder adquisitivo de las generaciones más jóvenes continúa creciendo, el tiempo dirá si esta brecha continúa reduciéndose.
Metodología
Los resultados de la encuesta se derivaron de entrevistas en línea de 1,005 estadounidenses de 18 a 80 años, realizadas del 23 de marzo al 4 de abril de 2022 por Greenwald Research, utilizando el panel de consumidores de Dynata. Los resultados se ponderaron por edad, educación, género, raza/etnicidad y región para garantizar que reflejen la población estadounidense de 18 a 80 años, como se ve en la Encuesta de población actual de 2021. La encuesta también incluyó una sobremuestra de consumidores de la Generación Z (de 18 a 24 años) para permitir comparaciones estadísticas entre generaciones. La sobremuestra se analizó por separado de la muestra principal para no afectar los resultados de tendencia.