Por Kris Sollid, R.D. | Jan 10 2017
Última actualización 14 de marzo de 2017
Usualmente, enero está lleno de optimismo. Pero este año, no tanto. No, no estoy hablando de política, pero estoy hablando de una nueva perspectiva recientemente publicada en línea en PLoS Medicine en la que los autores de la campaña contra el consumo de bebidas bajas en calorías azucaradas (LCSB, por sus siglas en inglés).
Según los autores, las LCSBs no cumplen sus promesas y hay una lista variada de razones para no consumirlas. Pero, ¿qué evidencia utilizan los autores para apoyar esta plataforma? Vamos a ver.
Primero, comencemos por llamar al artículo de PLoS lo que es, un comentario. A pesar de que fue publicado en una revista médica revisada por pares y que muchos titulares de los medios de comunicación lo han llamado “estudio”, no es un estudio. No se realizó ninguna nueva investigación. Sólo nuevas opiniones.
Ahora hablemos de la evidencia presentada en el comentario. Los autores sugieren que los numerosos estudios citados en apoyo de su argumento son iguales en fuerza y credibilidad a la gran cantidad de literatura revisada por pares con resultados contradictorios. En otras palabras, fomentan el falso equilibrio al posicionar dos cuerpos de evidencia separados como iguales cuando en realidad no lo son.
Aquí hay dos puntos clave en el artículo (junto con mi respuesta) que espero que añada un contexto basado en la ciencia a este “comentario”:
- “Existen antiguas preocupaciones de que las LCSB puedan activar mecanismos compensatorios”.
Los autores aluden a un argumento inexacto que parece estar apareciendo más regularmente en estos días. Se basa en la especulación de que cuando se beben LCSBs (en lugar de una bebida de calorías o de agua), terminan consumiendo más calorías ese día de lo que de otra manera lo hubieran hecho.
Me parece particularmente interesante que los autores pongan este concepto citando un estudio que afirma explícitamente: “Una revisión crítica de la literatura, abordando los mecanismos por los cuales NNS (edulcorante no nutritivo) puede promover la ingestión de energía, revela que ninguno está justificado por la evidencia disponible “.
Es importante entender esto -y los autores le dan mucha importancia, también- las LCSBs no son (y no deben ser percibidas) remedios mágicos para la salud. No hay tal cosa como solución mágica en la nutrición. Sin embargo, la evidencia con la mayor calidad de las revisiones sistemáticas y meta-análisis (ya sabes, de las que sustentan las pautas dietéticas oficiales de los EEUU y otras declaraciones autoritativas globales) ilustran que las LCSB son una opción segura y eficaz que puede ayudar a reducir el número de calorías que comemos y bebemos.
Mientras que los ensayos a corto plazo muestran eficacia para la pérdida de peso y los ensayos a más largo plazo han dado resultados mixtos, no significa que el uso a largo plazo de las LCSB, conduzca al aumento de peso. Para hacer este tipo de declaraciones, se necesita evidencia, que el comentario PLoS no proporciona. Sólo para que esté claro, los autores reconocen que “la evidencia disponible no apoya directamente un papel [de ASBs (bebidas endulzadas artificialmente)] en la inducción de aumento de peso”.
- “Las LCSB pudieran contribuir al desarrollo de intolerancia a la glucosa alterando la composición y las funciones de la microbiota intestinal.”
Esta puede ser la declaración que viene con la menor cantidad de evidencia, no obstante, se hizo. Hay temas que abundan en este estudio sobre los LCS y microbiota intestinal (Suez et al., 2014) y ya hemos escrito sobre ellos. Apoyarse en este documento no fortalece el argumento. En mi opinión, lo debilita drásticamente.
Cuando se cita este estudio, los autores no discuten sus múltiples y limitaciones severas: de corta duración, tamaños de muestra pequeños (20 ratones, FFQs de 381 personas y una intervención de 7 personas, donde los efectos sólo se observaron en 4/7), auto-reporte y variables de confusión no ajustadas, sólo por nombrar algunas. Tener sólo una o dos de esas limitaciones, puede reducir drásticamente la validez y la fuerza de un estudio en particular.
Sin embargo, los autores señalan con entusiasmo a las limitaciones en los estudios de investigación de mayor calibre que carecen de muchos defectos en el de Suez, et al. Para un examen más convincente y controlado del impacto de las LCSB sobre el peso corporal, he aquí algunas lecturas sugeridas: Peters et al., 2014, de Ruyter, et al., 2012, Miller, Pérez 2014.
Es importante discutir ambos lados de la historia de la investigación y este comentario falla en ese sentido. Sin embargo, donde no falla, es a la hora de usar la retórica de campaña y de defensa (no la totalidad establecida de la ciencia) para justificar una opinión sobre toda una categoría de alimentos- en este caso, las LCBS.
No voy a argumentar que todo el mundo experimentaría un beneficio para la salud del uso de LCSs o beber LCSB-hay muchas estrategias alternativas para disminuir la ingestión de calorías, si esa es tu meta. Argumentaré que la elección es primordial y denigrar la ruta preferida de la reducción de calorías en la dieta por medios simples, seguros, eficaces y agradables, no parece una manera productiva de promover la salud pública basada en el consenso científico.