Entendiendo Cómo se Regula la Producción de la Proteína Animal

Cuando éramos niños, a muchos de nosotros a veces se nos daba un mensaje como: “Asegúrate de comer tu proteína, ¡es buena para tus músculos!” Sin duda, la proteína dietética es un nutrimento esencial para mantener la fuerza muscular, la salud ósea y el control del azúcar en la sangre. Como parte de apreciar la plétora de opciones de proteínas disponibles para muchos de nosotros mientras buscamos crear comidas saludables, echemos un vistazo a las prácticas y regulaciones agrícolas que respaldan la producción de proteína animal en nuestro sistema alimentario.

Todo comienza en la granja.

El refugio, la alimentación y la atención médica son tres áreas principales en las que se enfocan los granjeros cuando buscan cuidar a los animales que componen nuestro sistema alimentario. Estas tres áreas están sujetas a supervisión regulatoria que crea estándares para una producción de proteína animal segura y confiable.

Para ayudar a garantizar que los animales de granja reciban una dieta saludable, la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU. (FDA) respalda la Ley Federal de Alimentos, Drogas y Cosméticos. La FDA debe aprobar los alimentos que se dan a los animales de granja de manera similar a como la agencia supervisa la seguridad de los alimentos para humanos. Según la agencia, los reguladores de la FDA trabajan para certificar que todos los alimentos para animales muestren las siguientes características principales: pureza, salubridad, producidos en condiciones limpias, libres de sustancias nocivas y etiquetados de manera adecuada y veraz. Además, la regulación de alimentos para animales cuenta con el respaldo de la Asociación Estadounidense de Oficiales de Control de Alimentos (AAFCO). La AAFCO, formada en 1909, está compuesta por reguladores de piensos estatales y federales que supervisan el proceso de aprobación de los ingredientes de estos.

Además de estar bien alimentados, los animales también deben recibir atención médica para prevenir y tratar enfermedades. Durante más de 50 años, los veterinarios y los productores han administrado antibióticos a los animales criados para obtener carne, principalmente aves, cerdos y ganado. Para que cada nuevo fármaco propuesto se convierta en parte de la caja de herramientas para el cuidado de los animales, un patrocinador farmacéutico debe presentar a la FDA extensos estudios científicos que evalúen su eficacia y seguridad en animales, además de pruebas de su seguridad para los humanos que consumen alimentos derivados de esos animales tratados.

Cada vez que se utiliza un antibiótico para tratar a un animal destinado a la producción de alimentos, el animal se retira del sistema alimentario y no se utilizará para la producción de alimentos hasta que los residuos nocivos hayan sido eliminados de su sistema. El Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA), junto con la FDA y la Agencia de Protección Ambiental (EPA), administra el Programa Nacional de Residuos (NRP) de EE. UU. para evitar que los residuos que representan una amenaza potencial para la salud humana entren en el suministro de alimentos. Por lo tanto, los consumidores corren poco o ningún riesgo cuando comen productos de animales que previamente han sido tratados con antibióticos.

Regulando más, luego vamos a la tienda

Después de salir de la granja, se toman otras medidas reglamentarias para garantizar que los animales se procesen de manera segura y humanitaria. Estas acciones son supervisadas por el USDA, que ha desarrollado las siguientes leyes federales y estándares de procesamiento:

  1. La Ley de las 28 horas establece que cuando se transportan animales que se criarán para la alimentación o se utilizarán en la producción de alimentos a través de las fronteras estatales, los animales no se pueden mantener en “transportes ferroviarios, transportes expresos o transportes comunes” durante más de 28 horas consecutivas sin dejarlos salir durante cinco horas para descansar y acceder a alimentos y agua.
  2. La Ley de Métodos Humanitarios de Sacrificio garantiza prácticas adecuadas en el sacrificio de animales y además asegura que no experimentarán sufrimiento innecesario. Esta ley aborda las consideraciones de la planta de procesamiento, como los resbalones y caídas de los animales, el acceso a alimentos y agua, y la exposición de los animales al estrés.
  3. Las aves y el ganado también deben ser sacrificados usando Buenas Prácticas Comerciales, un conjunto de regulaciones que es muy similar a la Ley de Métodos Humanitarios de Sacrificio. Existen procedimientos de auditoría para ayudar a identificar posibles formas de estrés animal en las plantas de procesamiento. Para agregar a esto, el procesamiento no puede ocurrir si el personal del Servicio de Inspección de Seguridad Alimentaria del USDA no está presente y no se realiza una inspección de cada animal.
  4. Por último, el USDA tiene un conjunto estricto de reglas que los procesadores de carne deben seguir si quieren ser un establecimiento reconocido por el gobierno federal. Estas reglas deben seguirse para evitar citaciones de los inspectores. Incluyen la Ley de Inspección de Productos Avícolas y la Ley Federal de Inspección de Carnes. Verifican que la Ley de Métodos Humanitarios de Sacrificio y las Buenas Prácticas Comerciales se estén aplicando con precisión.

Prácticas de post-procesamiento

Antes de que la carne llegue a los estantes de las tiendas de comestibles y a tu platillo, las regulaciones adicionales ayudan a respaldar aún más la seguridad alimentaria. Las empresas de la industria de servicios como hoteles, aerolíneas, supermercados y restaurantes (que compran grandes cantidades de carne para los clientes) cumplen con las Especificaciones de Compra de Carne Institucional del USDA que detallan el manejo y el empaque de la carne y la Certificación del USDA. Estas especificaciones establecen guías importantes, como las temperaturas a las que la carne debe llegar a las tiendas para ser aceptada (p. ej., si la carne llega refrigerada, su temperatura no debe medir más de 40 °F ni menos de 28 °F), qué materiales específicos se pueden usar para empacar productos, la identificación del nombre del fabricante y la certificación, y el etiquetado del grado de la carne y la fecha de sacrificio.

Una vez que se cumplen todas estas especificaciones, la proteína animal está lista para los consumidores. En ese momento, la seguridad continua del producto está en nuestras manos; debemos asegurarnos de seguir los pasos seguros de manipulación de alimentos para almacenar, cocinar y servir nuestros alimentos de manera adecuada.

Cuando estés listo para disfrutar de tu próxima hamburguesa o ensalada de pollo, esperamos que aprecies esa proteína un poco más después de leer sobre algunas de las prácticas reglamentarias y de seguridad que ayudan a proteger nuestro sistema alimentario.