Cuando te dan un hermoso ramo de flores, ¿de dónde te imaginas que viene? En primer lugar, probablemente piensas en el amigo o en un familiar, cónyuge o pareja que hicieron tu día; pero ¿qué pasa antes de eso? Si te imaginas Holanda, conocida por sus molinos de viento, zapatos de madera y sus campos de flores, es un buen comienzo. Durante muchos años, los Países Bajos fueron incomparables en su producción de flores y siguen siendo el mayor exportador de productos de flores. Pero en los últimos diez años, nuevos países han comenzado a contribuir cada vez más a nuestros ramos. Ahora, los mercados emergentes, como Kenia, Etiopía, Ecuador, Colombia y la India están ofreciendo flores a los E.U. y Europa, especialmente hermosas flores de relleno como la flor velo de novia o nube.
Puedes estar pensando, ¿qué tiene esto que ver con la comida? El hecho es que incluso los cultivos que no comemos, como flores y algodón, desempeñan un papel fundamental en la seguridad alimentaria en todo el mundo. La primera vez que hablé con los productores de flores en Kenia y Etiopía, ¡yo estaba tan sorprendida así como tú! He aquí por qué un producto como las flores puede hacer un mundo de diferencia para la seguridad alimentaria en los países en desarrollo:
1. La mayor parte de las personas más pobres del mundo trabajan en la agricultura.
Es un hecho doloroso que muchos de los que producen nuestros alimentos en todo el mundo son los que más pasan hambre. Entre los países menos desarrollados (PMA), el 66 por ciento de la población activa trabaja en la agricultura (FAO). Esto significa que al ayudar a que aumenten los ingresos de las personas que trabajan en la agricultura – incluyendo cultivos de flores – puede ser de una gran ayuda para contribuir a una mayor seguridad alimentaria.
2. Las mujeres desempeñan un papel importante en la agricultura, sobre todo en la floricultura.
Los ingresos de las mujeres, por lo regular van hacia los factores que impactan la seguridad alimentaria, como alimentos nutritivos y educación. En muchos países en desarrollo, las mujeres constituyen la mayor parte de la mano de obra agrícola. Por ejemplo, en la India, el 89 por ciento de los trabajadores son mujeres y en Kenia, el 70 por ciento son mujeres. También es muy común que las mujeres trabajen específicamente en cultivos considerados “delicados”, como la horticultura y la floricultura. Trabajar en un cultivo de alto valor como las flores, puede ser transformacional para los ingresos de las mujeres. En un estudio, enfocado en una aldea en la India, los ingresos de las mujeres eran 22 veces más altos después del desarrollo de la floricultura. (Agoramoorthy, 2012)
3. El papel de productos de alto valor para aumentar los ingresos, como las flores
Uno de los mayores desafíos para muchos agricultores pobres es trabajar una mayor extensión de tierra. Mientras que el tamaño medio de las explotaciones en los Estados Unidos es de alrededor de 178 hectáreas (441 acres), el tamaño medio de las explotaciones en un país como Tanzania son unas 2.5 hectáreas (6 acres). En esa escala, puede ser muy difícil para que los agricultores logren mejor ingreso, especialmente lo referente a los cultivos de primera necesidad a bajo precio. Para lograr un ingreso en una pequeña cantidad de tierra, los agricultores necesitan trabajar cultivos de alto valor, como las flores. Otro de los beneficios de los pequeños agricultores que producen cultivos de alto valor, es que por lo general, estos cultivos se mueven a través de un exportador medio o de gran escala. En lugar de trabajar por su cuenta, los pequeños agricultores pueden beneficiarse de este apoyo. En la mayoría (pero no todos) de los casos, los exportadores de flores ofrecen formación técnica a sus agricultores, que ayuda a los agricultores a aprender cómo aumentar su productividad y el uso de insumos agrícolas de manera más eficiente.
La expansión de los cultivos de alto valor – en especial la horticultura y floricultura – en los países en desarrollo, está trayendo nuevas oportunidades a los hogares con inseguridad alimentaria. Aún más valioso es el acceso a los conocimientos y tecnologías que esos cultivos traen, lo que puede ayudar a los pequeños agricultores a maximizar el potencial de las pequeñas parcelas de tierra. Cuando hablamos de que la agricultura alimenta al mundo, desde una perspectiva más general, las cosas se ven de color de rosa.
Liz Caselli-Mechael es la Gerente de Medios Digitales de la Fundación del Consejo Internacional de Información Alimentaria (IFIC) en Washington, DC. Su experiencia es en el desarrollo agrícola y la nutrición internacional y ha trabajado en las asociaciones público-privadas en la agricultura a través de Kenia, Ruanda, Senegal, Costa de Marfil, Etiopía y Honduras a través de la iniciativa Alimentar el Futuro. | ![]() |